Cuero.

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Sabía a cereza agria, concluyó el beso mientras su lengua deslizaba por su labio inferior. Podía sentir la capa lisa de su lápiz labial ceroso bajo sus papilas gustativas, un sabor que le era demasiado familiar después de los muchos labios que había sentido contra los suyos. Sus labios eran gruesos, llenos, estaban presionados suavemente hasta sus labios, pero movidos febrilmente. Su pecho vibraba exigiendo más, por lo que su mano encontró su camino hasta la parte posterior de su escote, agarrando sus rizos con su voraz mano empujando su boca una vez más contra la suya.

No esperaba que ella lo besara. Él esperaba jugar un momento, pero parecía que ella estaba un paso por delante de él, su mente y su cuerpo marcando un poco más rápido. Aunque fue inesperado, lo disfrutó. Styles pensó que podía sentarse y dejar que hiciera el trabajo, ya que había hecho la mayor parte de ella hasta este punto. No tenía muchas palabras que intercambiar con ella, ni siquiera, y sin embargo ella ya estaba a horcajadas sobre su regazo, sus frágiles manos metiendose en la sedosa tela de su camisa.

Sus rodillas se movieron contra el sofá de cuero, moviéndose para que sus anchas caderas se ajustaran perfectamente en su lugar con las suyas. Era casi demasiado: el olor embriagante de su perfume, la suave cortina de su pelo que cubría sus rostros, sus muslos apretados contra los suyos, y la dulce cueva de su boca, que le daba para explorar todo lo que quería.

Sentía que su gruesas  paredes de arrogancia se disolvían bajo su toque.

Y eso es lo que Carmen quería.

Ella sonrió contra sus labios, apartándose abruptamente de su regazo. Su expresión ocultaba los rápidos latidos de su corazón y las profundas ganas dentro de ella para presionar sus labios contra los suyos, pero se resistió por el bien de su juego, ya que eso era todo esto en realidad. Un juego, en el que ella ganaría, como siempre.

-"Gracias por la copa, señor Styles." Sus manos se aplastaban contra la falda de su vestido mientras enderezaba su postura, aparentemente no afectada por el breve momento de intimidad que acababan de compartir.

Él se lamió los labios, estrechando los ojos mientras permanecía apoyado en el cojín del sofá, apoyando la pierna derecha sobre la otra. "¿Es esa tu versión de adiós? ", Preguntó, con la menor irritación posible en su voz. "Pensé que sólo estábamos empezando Srta. Avalos. "

Estaban siendo tan formal, tan casual. Era una manera tan extraña para dos personas conversar entre sí cuando en sus entrañas se morían por tocarse.

"¿Quieres que esto sea un adiós?" Ella levantó desafiante su ceja perfectamente esculpida.

Styles pasó la lengua por su boca. Esta mujer, resopló para sí mismo. Maldición.

Se quedaron en silencio por un momento, sus miradas se juntaron fuertemente, demasiado obstinadas para bajarlas. Sin decir una palabra, Styles se levantó del sofá, caminando lentamente hacia donde estaba la seductora belleza. Mientras se levantaba, dominando su pequeño cuerpo, parecía que le estaba recordando quién tenía la situación en la palma de su mano. Sus ojos la miraban con furia, con una emoción que no podía descifrar.

-¿Quieres saber lo que quiero, Carmen? -gruñó él. Su voz era dura, pero suave al mismo tiempo. La miel más gruesa y rica, y ella quería que se deslizara por su garganta.

Su silencio fue suficiente respuesta para él. Se inclinó para rozar sus labios contra su oreja, que todavía estaba roja y ligeramente hinchada por su inesperado ataque, y respiró ardientemente sobre su piel enrojecida.

"Te quiero en mi cama", respiró suavemente.

Ella sonrió. "Quiero oírte gritar, suplicar, por mí."

Ella casi rodó los ojos.

"Es una petición bastante ambiciosa, señor Styles" -murmuró ella, apartándose de su proximidad-. Se llevó la mano a la oreja, jugando sin pensarlo con el único pendiente de perlas, mientras lo miraba con una mirada inquebrantable. Él realmente era hermoso.

"Eso no fue una petición, amor." Él sonrió tortuoso, sus labios rosados ​​se curvaron.

"Bueno, sé que no eres el tipo de hombre que exige una cosa así a una mujer, así que ¿qué fue?."

Styles frunció los labios y arqueó las cejas. -¿Cómo sabes que no soy ese tipo de hombre? -le desafió, dando un paso firme hacia ella. Ella no retrocedió. -"¿Cómo sabes que la bebida que te di no tenía algo, eh?."

"No lo harías." Ella jadeó en silencio, su corazón palpitando un poco más rápido en pánico. No lo haría.

"Tienes razón," murmuró, encogiéndose de hombros con indiferencia,- "no lo haría, pero tú no sabes eso ... no me conoces, señorita Avalos."

"Pareces una adolescente", ella se rió ligeramente, sus oscuros ojos brillando bajo la débil iluminación de la habitación "No me conoces, no lo entiendes".

Eso fue todo. Tomó un lado de su cara firmemente con la mano, y no le dio tiempo para reaccionar antes de presionar sus labios contra los suyos. Sus movimientos eran ásperos, contundentes, cumpliendo todas las amenazas que tenía en sus duros ojos verdes. Sintió que su rostro se relajaba bajo las puntas de sus dedos, su cuerpo perdiendo su postura confiada mientras arqueaba su espalda, haciendo que su pecho se encontrara con el suyo.

Y, al igual que hace un rato, se apartó, sus labios tirando hacia arriba en una sonrisa triunfante, como ella hizo con el. Carmen parpadeó unas cuantas veces, aún insegura de lo que acababa de suceder.

"Vamos" murmuró el, con la voz entrecortada con más arrogancia que de costumbre-. "Mi limusina nos espera."

"Puto bastardo", murmuró para sí misma, pero el soltó una carcajada lo que  significó que la oyó, fuerte y claro. Ella resopló exasperada, pero no protestó cuando sintió que su gruesa mano atrapaba la suya y se la llevaba a los labios. Él besó sus nudillos suavemente, mirándola con diversión.

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"Impresionante," tarareó, mirando por encima de los asientos de cuero fino, poniendo sus frágiles manos sobre su regazo mientras cruzaba los tobillos casualmente.

"Tengo cosas mucho más impresionantes que esto"-comentó él, mientras sus dedos golpeaban ligeramente su muslo- Styles se forzó a a mirar a cualquier parte excepto a ella. Su sangre corría rápidamente por sus venas y su mente se moría por averiguar por qué. Sobre la presencia de ella, sobre la anticipación de lo que sabía que sucedería, o esperaba que sucediera al final de la noche.

Carmen arqueó una ceja, sintiendo la súbita tensión mientras la limusina comenzaba a recorrer las calles iluminadas de Londres, un silencio espeso que se asentaba entre sus cuerpos ansiosos. Estaba llegando a la clase de horas en la noche donde las calles comienzan a morir junto con los murmullos de la vida.

-¿Te molesta si fumo? -murmuró, alcanzando un paquete de Malboro. Ella lo abrió, pasando la punta de sus dedo sobre los extremos de los cigarrillos mientras aguardaba su respuesta.

"¿Estás jodiendome?" Styles casi gruñó en respuesta. Cogió el paquete de su mano antes de que tuviera tiempo de reaccionar, y se acercó a la ventana de la limusina, lanzándolo sin pensar.

-"¿Por qué diablos hiciste eso?"-gritó con enfado, con las cejas fruncidas. "Acabo de comprarlo hoy, idiota."

"Podría importarme menos."

Sus labios se presionaron juntos en molestia, poniendo su mirada más dura. "Estás mentalmente jodido si piensas que voy a ir contigo a cualquier lugar después de esto."

"¿Despues de que?" Se burló, claramente divertido mientras arqueaba una ceja. -"Después de que acabé de deshacerme de los palos de la muerte, eres bienvenida, señorita Avalos, acabo de salvarte la vida, de verdad."

Ella bufó, desesperada por responder. Pero no pudo hacerlo al recordar sus asuntos con el hombre a su lado.

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2017 ⏰

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