Capítulo 06

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Estos cuatro días sin verlo se han convertido en un pozo de sensaciones extrañas en mi mente.

Tampoco hemos hablado si quiera y eso me hace extrañarlo más.

Se que él me extraña.

Más de una vez lo he visto comenzar a escribirme pero nunca termina enviando los mensajes.

Se que yo también debería tomar la iniciativa de escribirle pero estos últimos días he estado mucho más unida a Christian y no veo las necesidades de reunirme con Ross.

Al fin y al cabo aún me siento confundida y no se que hacer o que camino tomar.

En otras palabras estos últimos días han sido un puto lío.

Me siento atrapada entre la espada y la pared.

Por un lado está Ross que sin buscarme voy hacia él, y por el otro está Christian que intenta complacerme en todos los aspectos y que se esta ganando poco a poco un lugar más grande en mi corazón, pero que aún no me acerco lo suficiente como para sentirme poseída por él.

Quiero sentirme aferrada a Christian y pronto darme cuenta de que lo amo seriamente.

Pero cada vez que él me besa el cuello o los labios, no me siento absorbida por su calentura.

En cambio Ross fuma por completo mi mente y me acaba en solo minutos, probablemente después de que termine conmigo buscara a otra y hará lo mismo.

No obstante por el momento no lo a hecho.

Salgo del auto y entro en la empresa donde también trabaja Christian, el es empresario y yo por mi parte soy secretaria.

La verdad es que no me quejo, se paga un buen sueldo y por suerte no es algo que deba estudiar en la universidad.

Ya que nunca he ido a una gracias a que a mis padres nunca les alcanzó el presupuesto de su trabajo, y apesar de que yo hice de mis esfuerzos para poder ayudar a mis padres y que entre los tres se pagará la universidad no se pudo.

Mi vida no a sido de color de rosas, la única hermana que he tenido se fue de la casa de mis padres cuando yo apenas tenía doce, ella por su parte había cumplido hace poco más de una semana los 18 por lo tanto ya era mayor de edad y podía hacer lo que quisiera.

Han pasado muchos años y jamas nadie a logrado saber nada de ella, son 10 años los que ya han pasado y mis padres mantienen esperanza aún de verla.

Después de que ella se marchó me convertí desde un punto de vista "Hija única" pero nunca tuve privilegios por eso, al contrario, mis padres se volvieron más estrictos con el tema del dinero.

Por lo tanto siempre he sido una persona de mente humilde y tampoco quiero un mundo con privilegios que no sean de mis esfuerzos, me costaría mucho acomodarme a un mundo donde no e puesto mucho.

Y es por lo que estoy pasando ahora.

Muchos creen que yo pude tener beca gracias a ser una persona de "pocos" recursos y seria más fácil estudiar en una universidad.

Pero ya que mis calificaciones no eran suficientes pese al esfuerzo que hice en que sean altas todo fue en vano, no eran malas pero no eran suficientes para sentirse orgullosa o suficiente para poder ser becada de alguna forma.

Solo recibiría la beca si mis calificaciones fueran de buen reconocimiento, no como las mías.

Por esa razón nunca tuve un mundo donde algo pudiera salir bien, algo malo siempre sucedía cuando las cosas se volvían de color.

Ahora que tengo un trabajo aceptable donde puedo pagar las cuentas y darme ciertos lujos sin muchos problemas todo es más fácil, aunque obviamente con restricciones.

El guardia que es un hombre de pocas palabras abre una de las puertas de cristal y da permiso para que pueda entrar.

Automáticamente saco una tarjeta y la paso por una maquina que asegura la asistencia de los empleados.

Subo al tercer piso que es donde yo trabajo y entro en la oficina de mi jefe, un hombre adulto que por suerte a excepción del resto no se aprovecha de ser su asistente haciendo que prácticamente haga su trabajo, o se aproveche de mi sexualmente, obviamente nunca deje que nadie me tocará, yo decido con quien estaré o no.

Mi sangre desaparece en un abrir y cerrar de ojos apenas veo a Ross en el asiento de mi jefe, Mario.

Sonríe coqueto y desliza su mirada por todo mi cuerpo, desde abajo hacia arriba hasta terminar mirándome directamente a los ojos.

Su mirada penetra con facilidad con la mía, y debo admitir que me siento nerviosa.

-¿Ross, que haces acá?

Relame sus labios.

-No sabes cuanto deseaba poder hacerte mía otra vez, y ahora que tengo tiempo aprovechare que Mario aún no llegará, hasta dentro de una hora como mínimo así que ¿Por qué desperdiciar la oportunidad?

Entendía su punto perfectamente, pero me preocupa que Christian entre a la oficina y se de cuenta.

Ademas quiero que Ross me lo diga, quiero escuchar de sus labios que lo quiere hacer aquí mismo, siempre quise hacerlo.

-¿Y Christian? Él puede entrar.

Pone sus ojos en blanco.

-Él tampoco llegará ahora, tiene una reunión, solo cierra la puerta con seguro y el resto se resuelve sólo. No sabes cuanto me pone imaginarte gemir mi nombre arriba del escritorio de tu jefe y por fin se convertirá en realidad.

Se levanta del asiento al mismo tiempo de que yo retrocedo para cerrar la puerta con seguro.

Y antes de que pueda visualizarlo él me atrapa entre su cuerpo y la puerta, deja sus brazos a los costados asegurándose de que no me escape, algo que tampoco tengo pensado.

Besa mi cuello y succiona con desesperación.

"Me extrañaba"

Pienso.

Sonrío a medias y me dejo llevar por sus toques.

-Al fin serás mía de nuevo- Susurra en mi oído.

Muerdo mi labio inferior.

Al fin comienza lo divertido.

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¡Las quiero mucho!

Amantes | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora