01. Gracias, Jungkook.

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     Jimin supo que estaba jodido cuando sus ojos se encontraron con los de Jungkook y no sintió miedo. Y aunque Jungkook siempre le había causado algo de miedo en el pasado, ahora se había encontrado a sí mismo pensando en lo bueno que estaba aquel chico tan misterioso. Jeon Jungkook, el joven rebelde y antisocial se había vuelto más atractivo que antes y Jimin no podía dejar de mirarlo. 

—A  que no adivinas lo que me acaba de pasar —dijo Lisa sentándose en la mesa—. ¡James Murphy nos acaba de invitar a su fiesta de cumpleaños este sábado! —Lisa celebró agitando las manos pero Jimin no se unió a la celebración, en cambio arrugó el entrecejo en una obvia señal de disgusto. 

—¿Por qué no te alegras? —preguntó Lisa alargando su sonrisa quizás más de lo necesario. 

—James ni siquiera me habla, bueno, solo cuando me grita "marica" en los pasillos. 

—No seas tan rencoroso. Será divertido, ¿si?

Jimin suspiró con pesadez y giró los ojos. Lisa, juntaba sus manos en súplica mirándolo en un mal intento de mirada de cachorro. 

—Está bien, pero prometeme que no me dejaras solo —suplicó, pero Lisa bufo con diversión.

—Tranquilo, me compraré un cangurito para que no te pierdas. —Lisa abrazo a Jimin por el cuello casi asfixiándolo—. Prometo que la pasaras bien. 

Lisa deshizo el abrazo lentamente mientras su gesto alegre se esfumaba, había visto algo que había impactado tanto en ella como para cerrarle la boca por momento. Jimin siguió la mirada de Lisa y se encontró con Jungkook, ajeno al bullicio del alrededor, parecía leer un libro gastado y viejo. 

—¿Puedo preguntarte algo? Se que nos conocemos hace menos de un año pero me da mucha curiosidad. —Lisa no espero confirmación para susurrar la pregunta—. ¿Qué hay entre tu y Jungkook?

—¿Qué? —Jimin se rio por la sorpresa, pero Lisa alzó las cejas de forma coqueta—. Absolutamente nada...

—Dejalo... ¿Nunca te han dicho lo mal mentiroso que eres? —Jimin estaba tan sorprendido que de su boca solo salían intentos de: No... Yo no... Él no, que fueron aplacados por la pícara voz de Lisa—. Siempre se están mirando, en el comedor, en los pasillos, ¡en todos lados!

—¡Baja la voz! —pidió cuando noto que los demás estudiantes comenzaban a verlos raro—. Nunca he hablado con él, sé que vive cerca de mi casa, pero eso es todo. 

—Está bien, lo siento... es que pensé que tú y él... ¿No te molesta si intento ligarmelo? 

Jimin suspiro profundamente y se hundió de hombros, dando una respuesta ambigua que Lisa interpretó como un: Adelante. 

***

—¡Mamá ya llegué! —grito Jimin desde la entrada de la casa, pero como era habitual desde que su padre se había ido de la casa, no recibió un saludo de vuelta si no un murmullo apenas entendible. Jimin dio unos siete pasos hacia la sala y se encontró a su madre tirada en el sofá, apenas consciente por la borrachera que tenía. Había fotografías rotas en el suelo y una botella medio vacía. 

—Mamá, no puedes estar así todos los días —reprocho mientras la ayudaba a levantarse.

—Solo hasta que regrese... —balbuceo. 

Jimin llevó a su madre al baño y la ayudó a meter en la bañera. 

—Eres lo mejor que me pasó en la vida. Eres tan bueno conmigo incluso cuando estuve a punto de... 

Jimin abrió el grifo haciendo que su madre callará de forma abrupta por el chorro de agua fría que estalló directo en su cara. Se había vuelto una rutina desde que su padre los había abandonado luego de descubrir a la madre de Jimin con un compañero de trabajo en su propia cama teniendo relaciones. 

Le preparo cafe negro y sin azucar para que de alguna manera aquello le quitara la borrachera a su madre, le dio el cafe mientras ella aun seguia en la tina. 

—Gracias, mi amor —le dijo con una gran sonrisa aceptando el café—. Eres un ángel. 

Esa noche Jimin dejó a su madre dormida en su habitación con el pijama puesto, bien cenada ya que la obligó a cenar, aunque lo había vomitado todo, y le dio de tomar una pastilla para dolor de cabeza, su ropa del trabajo lavada y doblada al pie de la cama, su teléfono en la mesita de noche cargando y con la alarma programada para las 6:30 a.m. 

Luego se dispuso a arreglar el desastre de botellas en la sala y cuando se dio cuenta ya eran pasadas las once de la noche. Y aunque se apresuró a irse a dormir, apenas tocó la cama lo invadió un golpe de miedo e insomnio. No podia dejar depensar en lo invecil que habia sido al aceptar ir a aquella fiesta con Lisa, sobre todo sabiendo la clase de idiota que era James. 

James era de los chicos más populares del instituto, tenía el cabello rubio y largo, de bonita sonrisa, ojos pequeños y azules, que tenía babeando hasta a los chicos de la escuela. Todos lo querían porque parecía ese tipo de personas fáciles de tratar, que se reían de cualquier cosa que dijeras, pero Jimin sabía quién era en realidad James.

Hacía ya un año de aquel suceso, pero aun jimin lo tenía fresco en su memoria. Se le había echo tarde en los vestidores ya que siempre esperaba a que estos quedaran vacíos para poder cambiarse, así que fue directo a la fila de su casillero y saco una vieja y manchada camiseta de educacion fisica, y cuando se estaba comenzando a desvestir James apareció detrás suyo.

—Park, ¿sabes que la clase ya comenzó? —Jimin apretó la camisa entre sus manos con nerviosismo, ni siquiera podía disimularlar el pánico que le daba saber que estaba solo con james en los vestidores, james le doblaba en tamaño y en malicia.  

—Se me hizo tarde... —Jimin dobló su chaqueta y la puso en el casillero, pero cuando intentó ponerse la camiseta de deporte James le tomó del brazo. 

—¿No me escuchaste?, la clase ya comenzó y el profesor Wiliams no te dejará entrar, detesta la impuntualidad. 

Jimin no dijo nada, a pesar del ambiente tan extraño que había en aquellos vestidores. Jimin intentó fingir que no le perturbaba la insistente mirada que se posaba sobre su cuerpo medio desnudo. James tenía la cabeza apoyada en el casillero contiguo al de Jimin y los brazos cruzados, tenía una sonrisa ladina y parecía querer decir algo, algo que Jimin estaba seguro de que no quería escuchar. 

—Bueno... Gracias por avisarme. 

Pero cuando Jimin estuvo a punto de ponerse su chaqueta para largarse de allí, James lo tomó de los brazos y lo empujó contra su casillero y comenzó a besarlo con mucha fuerza. Jimin intentó apartar la cara pero este lo tomó de la cara con las manos acunando su cara para que no se moviera, pero cuando james introdujo su lengua en la boca de Jimin este se sintió abrumado y comenzó a golpearle el pecho, pero no importaba lo que hacía james era más grande y más fuerte que él. Jimin luchaba 

Pero aun con lo desagradable que le estaba pareciendo aquella situación, a Jimin se le había endurecido la verga al sentirse asfixiado, sin aire, sin escapatoria, sin voz. 

Pero justo en ese momento se escuchó un portazo de un casillero, y james se alejó de Jimin como si su cuerpo le hubiese dado un corrientazo, Jimin y James se giraron al mismo tiempo a ver de dónde había venido aquel ruido, y era alguien que se estaba cambiando en la misma fila de casilleros. Era jeon jungkook. 

James maldijo por lo bajo y huyó sin mirar a Jimin. Nada de aquello había sucedido, se repitió Jimin, pero apenas bajó la vista vio la cremallera de su pantalón 

Jungkook estaba buscando algo con calma en su casillero, mientras que a cinco casilleros de distancia Jimin estaba con la cara roja y el cierre de su pantalón abajo. 

—Eso fue extraño... —reflexiono Jimin devuelta en la oscuridad de su habitación—. Ese día el salón de Jungkook no tenía clases con el profesor williams.

De todos modos, gracias, Jungkook.

***






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(˶•-•˶) - Gracias por leer!!! <3
ପ/づ づ ~♡︎

Lo qué sucede no se olvida... | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora