Capítulo 1: Las reglas del juego

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                                                        Las reglas del juego

¿Dónde se encontraba? ¿Cuándo había despertado?

No era consciente de haber abierto los ojos. Ni siquiera de haberse quedado dormida. Lo último que recordaba era haberse dirigido hacia su cama, y ahora se hallaba allí, en una habitación sin ventanas y con una única puerta que no era capaz de abrir.

La sala estaba iluminada, aunque no logró encontrar el foco de la luz. No había una cama, ni sillas, ni ningún mobiliario. Se hallaba sentada en medio de la habitación. Las paredes estaban tintadas con un color oscuro imposible de definir. Se levantó, dispuesta a abrir aquella puerta fuera como fuera pero, antes de que pudiera hacer nada, la puerta se abrió y entró una mujer joven, ataviada con un traje chaqueta. Era rubia, de unos treinta años y se le antojó que parecía una secretaria. La puerta se cerró tras ella sin que pudiera vislumbrar que había detrás.

La mujer se acercó a ella y le ofreció la mano:

- Bienvenida, Lidia.

Antes de que pudiera responder, preguntarle cómo sabía su nombre o tan siquiera donde estaba, la mujer empezó a hablar mientras inspeccionaba las paredes, sin mirarla a los ojos.

- Buena jugada. Constantes vitales mínimas. Coma profundo. Pero no, no has muerto. Esto no es el cielo, ni el infierno. Ni tan siquiera el limbo. Estas metida en lo más profundo de tu mente. Ni lo intentes, no podrás salir. De todas formas, ¿adónde irías?- preguntó cuando por fin se dignó a mirarla.

- No lo se, a un lugar mejor?

La mujer chasqueó la lengua.

- Querida, tu cuerpo no quiere morir aún. No se si existe un lugar mejor, o si el que te espera es aún peor. Quizás nada de eso, quizás solo te espera el vacío. ¿La reencarnación? Quien sabe, tantas ideas, tantas teorías...yo no se más que tu, porque vivo en tu mente. Puedo informarte sobre tu cuerpo, pero no tengo más información que la que posee tu cuerpo y tu mente.

- Voy a despertar?

- No lo se, ¿quieres despertar?

- No lo se.

- Pues eso, querida, es algo que tienes que averiguar. Tranquila, te ayudaremos. Tendrás visitas. Mientras tanto, tu piensa. Es lo único que puedes hacer aquí. Te iré informando, de acuerdo? Adiós, Lidia.

Y dicho esto, abrió la puerta y salió.

Lidia corrió hacia la puerta, estiró del pomo pero no obtuvo ninguna respuesta. Se dejó caer. Observó a su alrededor, las paredes aún estaban más oscuras. El coma, eh? Vaya. No lo había conseguido.


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⏰ Última actualización: Feb 05, 2017 ⏰

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