Sueños Rotos

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El día comenzó de forma habitual, había aparcado mi nuevo BMW en el estacionamiento privado del despacho de abogados donde laboraba, me encontraría con mi amigo David, uno de los cuatro abogados principales de la firma de los cuales yo era miembro, para conversar sobre el futuro de la firma.

David era un tipo bastante apuesto, se mantenía en forma y le gustaba darse una vida llena de lujos, por lo mismo era blanco de numerosas mujeres, cada semana me contaba sus historias, él era profesor en la universidad local, era una afición, -¡cosechar las mentes jóvenes!- decía mientras bebíamos juntos una taza de café y comentaba cuál de sus alumnas se había atrevido a confesársele o a pedirle salir juntos, pese a todo el jamás aceptaba (o por lo menos eso decía). David era un perfecto profesionista, trabajaba de forma impecable y conseguía cualquier solicitud que los clientes hicieran, le gustaba mucho trabajar y gracias a eso y los esfuerzos de los demás, logramos hacernos de un despacho con bastante reputación, trabajábamos con personas "políticamente correctas" y eso nos había llevado a conseguir vínculos en los más altos estratos económicos.

Ese día comenzó de forma natural, el clima soleado contrastaba poco con el fuerte viento que hacía, a pesar del sol, la temperatura era muy baja, el frio invernal es terrible en estas zonas, me encontraba revisando un caso nuevo cuando vi llegar a David, le saludé, mas el no respondió, me pidió que lo acompañase a su oficina y yo le seguí, se observaba muy alterado, comenzó a sonar la baqueta de sus bien lustrados zapatos, era obvio que algo ocurría.

-Alex, ¿Recuerdas a Lucy?- Me preguntaba mientras destapaba una botella con un buen whisky añejado.

-Claro que la recuerdo David, era la pasante que venía a trabajar apenas hace algunos meses, fui su profesor durante un año en la facultad, pero dime ¿Sucede algo con ella?

-Sí,- Afirmó un poco contrariado- ha desaparecido, no se la ve desde hace algunas semanas y sospechan que fue asesinada.

-¿Asesinada? ¡Pero qué terrible! ¡Ésa chica tan dulce aún tenía un futuro por delante!- Le dije con extremo asombro.

-Sí, se dice que no tenía novio, solo algunos amigos que no saben de su paradero desde hace mucho tiempo- decía mientras encendía la chimenea de su gran oficina. La oficina de David colindaba con la mía, cada una de ellas en el enorme despacho contaba con hermosas chimeneas que nos brindaban calor en esos fríos días de invierno.

-Alex, me preocupa que sea un asesino serial, ella me llamó en las semanas anteriores a su muerte, tú sabes que confiaba mucho en mí, tenía extrañas ideas de que alguien la seguía, la última llamada que me hizo decía que era posible que fuera una mujer, pero yo lo creí ridículo y le dije que no tenía que temer- me dijo con algunas lágrimas en sus ojos.

-Pues es sumamente duro David, es probable que haya sido real, los casos que hemos tratado nos han mostrado de lo que es capaz un ser humano.

Así seguimos charlando para tratar de calmarle un poco, parecía devastado, se sentía culpable, no cesaba de repetir que era debido a su falta por no haberle creído, que ahora ella estaba muerta. Así pues que no salí de su oficina hasta que se apaciguó.

Poco después, me dirigí a mi oficina, ahí se encontraba Samuel, otro abogado que formaba parte de la firma, me pidió algunos documentos y volvió a su oficina. La mañana seguía de forma natural, pero noté que alguien discutía al otro lado de la pared, era la oficina de David, parecía estar contrariado, discutía con una chica, me acerqué a la pared para escuchar mejor pero de pronto sonó el estrepitoso ruido de la puerta y oí alejarse a la chica llorando. Cuando salí de la habitación me acerqué a David.

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