Existe una casa que está al borde de la barrera, la barrera que la mayoría de veces separa a los seres fantásticos y brujas con lo que sea que haya al otro lado. No hay casa más abajo que esta, es la base de la base de la montaña, lo más bajo de la parte baja.
¿Lo que hay del otro lado? A pesar de vivir cerca nunca lo he visto, sé unas cuantas cosas, pero eso es todo: Estamos aquí para no perturbar la paz de quienes no pueden almacenar esencia mágica en sus cuerpos y que allá afuera están mis padres; al menos los "de verdad",esos que no pudieron pagar para convencer a las brujas de la cima de hacerse cargo de mi y por ende, probablemente nunca voy a conocer.
En lugar de una chimenea caliente, el calor hace que cada día sea un reto, en lugar de suéteres de lana gigantes con plumas, tejidos a mano y los mejores bordados para canalizar magia, tenemos ropas humildes que apenas y pueden protegernos de algunas enfermedades ¡No podría imaginar siquiera lo que se sentiría poder almacenar magia en ellas! Y en lugar de una madre adoptiva envuelta en telas satinadas, la mía está envuelta en cobijas hasta el mentón, sin moverse desde hace un mes.
Al principio solo era un pequeño hongo, como los de las ramas de los árboles cuando están a la tempestad, blanco, sobresaliente, alargado y con pequeños patrones de remolinos hipnotizantes y divertidos. No fue tan divertido cuando un hongo se volvieron diez, los remolinos se convirtieron en dolores de cabeza constantes para ella, el calor insoportable de la base se convirtió en el frío más cruel que se podría vivir, sus palabras de aliento, se volvieron silencio, un silencio cariñoso, un silencio que esperas se rompa en algún momento pero nunca lo hará, y poco a poco perdió la habilidad de mover los pies, luego las piernas y después de cuatro años de ser un cultivo vivo de hongos, finalmente tuvo que resignarse a la vida de cama.
Con torpeza alcanzo uno de los moños de la encimera y lanzo mis cabellos negros hacia atrás, mostrando con un tímido orgullo mis mejillas pálidas y delgadas que conducen inevitablemente a una mancha negra en forma de corazón en mi labio superior, encajando perfectamente con mi arco de cupido. Es mi marca de la bruja, todos en la montaña poseen una o varias, pequeñas y grandes, de todas las formas y colores, es la marca que garantiza que uno sea capaz de albergar la magia, es la bendición de unos cuantos y la maldición de muchos otros como yo.
Mis ojos azules miran directamente el reloj de la sala de estar, un lugar hecho mayormente de madera al cual se le filtran una que otra planta por entre las aberturas del piso y el techo, son las doce y cuarto, me adelanto a la cocina y saco los pastelillos que cociné por la mañana, verifico que sigan calientes y los empaco en una canasta, haciendo malabares para estar segura de que el calor no va a escapar rápidamente de ellas. Calculo que me quedan quince minutos antes de ir a trabajar, pero no he acabado el pensamiento antes de que la puerta de madera resuene, rompiendo el silencio de manera casi antinatural.
Al abrir la puerta abro paso inmediatamente a la persona que diviso; lleva una armadura ligera blanca, símbolo del protector de un adivinador de clase media y una máscara de hierro en forma de ave que cubre toda su cabeza y cuello, aunque las primeras veces fue terrorífico ver esa vestimenta, con el tiempo, te acostumbras a ella.
—¿como estuvo el trabajo? ¿Algún nuevo rumor?—le pregunto con normalidad, mientras ella se quita la máscara con precaucion.
—La señorita Isda está terriblemente asustada por el tráfico de máscaras con esencia, tendrías que verla, estaba casi arrancandose a tiros la cabellera—Respondió entre risas cuando por fin pude ver su cara, una tez oscura brillante, de nariz ancha cubierta con una mancha de un característico color rojo fuerte, del mismo tono que sus cabellos cortos.
—¿Crees que confisque tu máscara, Mandla? —las máscaras de la base solo se usan para salir, claro, pero protegen de al menos siete enfermedades mortales diferentes, es reciente el hecho de que algunos de los trabajadores de las procesadoras de esencia remojen sus máscaras para después venderlas a las personas de la base.
—No, no tiene el valor para eso—suspiró sonoramente por la nariz— El adivinador Steffano intentó hacer eso con uno de sus guardias y murió por una enfermedad de la base solo una semana después, Isda sabe que, aunque viva en la parte media de la montaña, su sistema es débil comparado con el de una persona de abajo y moriría rápidamente.
Un momento de silencio se abrió paso entre nosotras. Mi cara de pronto se oscurece.
—¿algún avance? —pregunto, no queriendo alargar más la charla mundana antes del trabajo, su cara se oscurece de igual forma, mientras suspira por la nariz.
—Sé que no te gusta ir a Licell pero...
Corto antes de que termine
—Tienes razón, detesto ir a Licell, quizás deberías ir tu.
Intento que mi voz no deje lugar a negociación, pero fallo miserablemente al ver su cara de cuestionamiento. No hay forma de expresar el porqué no quiero ir sin que alguien termine decapitado.
—¿específicamente qué tengo que buscar? — miro ansiosa el reloj, las trece menos veinte, ya voy tarde.
—En Licell hay una mujer conocida por hacer magia tradicional, la más tradicional posible, de esa que no conocen ni siquiera los de arriba—comienza a explicar, pero no puedo comprender su expresión— Es un secreto a voces, no debería ser muy difícil encontrarla.
—Si nadie en la cima sabe de esa magia, no me explico como sabes incluso el pueblo al que debo ir. —digo fríamente, hablar de Licell me revuelve el estómago, las palabras salen de mi boca frías sin que yo siquiera sea capaz de mediarlas.
—La señorita Isda ha estado preocupada por la muerte del adivinador Steffano, una de mis compañeras de Licell le compartió la información en caso de caer enferma; la mujer aparentemente puede curar muchas de las enfermedades de la base—concluyó, para después mirarme con preocupación— ¿Qué pasa?
—Tu compañera es una maldita imbécil—digo entre dientes antes de tomar mi máscara y la cesta en la que llevo los pastelillos.
Mandla me da siete monedas de plata para el camino, después de todo Licell se ubica a dos pueblos del pueblo más cercano y posiblemente me sea imposible volver en unas semanas, el resto tendré que financiarlo yo misma con los ingresos que llevo guardando y lo que me den por los pastelillos, eso sin considerar que la mujer puede querer cobrar por sus servicios, si tengo eso en cuenta, posiblemente tenga que ofrecerme como trabajadora en algún lugar de Licell.
No debería ser difícil conseguir trabajo allí, para bien o para mal, es un pueblo pequeño.
Abrocho bien la máscara y salgo por la puerta, La base no es un lugar oscuro, la luz del sol brilla y las plantas crecen con normalidad, es reconfortante saber ello.
Es reconfortante saber que al menos tenemos el derecho de mirar hacia arriba y ver el sol.
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La Montaña De Las Brujas
Fantasy˚₊· ͟͟͞͞➳❥"Con un corazón más frío que la punta de la montaña". El calor de la base de la montaña es el lugar perfecto para la proliferación de una cantidad alarmante de enfermedades letales, A nadie le importa, hasta que a alguien sí. ˚₊· ͟͟͞͞➳❥ El...