α. Alfa

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Almas de puertas cerradas, con las ventanas abiertas. Brisa de mar disfrazada, de cazador en retirada.
Miss Caffeina - Venimos

Los dos jóvenes corrían calle abajo con las mochilas a cuestas, que les golpeaban en la espalda a cada zancada. El rubio se ajustó la gorra hacia atrás sin parar de correr.

- ¡Dije que te dieras prisa Tyler, mira que te lo dije! - exclamó ól pelirrójol.

- Ya te he dicho que lo siento, ¿vale?

Tyler y Ash siguieron corriendo hasta el final de la calle y llegaron a un cruce con el semáforo en rojo.

- Mierda... - murmuró Ash ajustándose las gafas.

Ól pelirrójol miró hacia ambos lados y, asegurándose de que no pasaba ningún coche, cruzó. Tyler lol siguió rápidamente. Cruzaron el puente y recorrieron campo a través la explanada que se extendía frente al insituto. Con prisa abrieron la puerta y entraron, ya no quedaba nadie en el vestíbulo. Corrieron travesando los pasillos y llegaron a las escaleras.

- ¡Hasta luego! - dijo Ash subiendo las escaleras con las mismas prisas con las que había entrado.

Tyler se limitó a responderle con un movimiento de cabeza y empezó a caminar tranquilamente hacia el laboratorio de biología. Desde el pasillo se podía oír la voz grave del señor Payne. Tyler suspiró y dio unos golpes en la puerta, el profesor siguió hablando. En vista de que nadie pensaba abrirle la puerta, decidió abrir sin avisar. Cuando la abrió, se encontró con el laboratorio, con sus 5 mesas rectangulares y todos los frascos que a saber qué tenían dentro. Eugene Payne apartó la vista del encerado para mirar al chico que acababa de entrar en el aula. El profesor tenía ya unos 50 años, pero se mantenía en muy buena forma. Con su pelo ya notablemente canoso que contrastaba con sus ojos marrones; Eugene, de joven, había sido un hombre muy guapo.

- Llegas tarde, Adams - dijo el profesor volviendo su vista al encerado y comenzando a escribir.

"No joda, Sherlock" Tyler habría querido espetarle eso e irse a su sitio tranquilamente, pero no lo hizo.

- Lo sé, señor.

- Supongo que esto no se volverá a repetir, ¿me equivoco? - dijo terminando el esquema del aparato respiratorio en el encerado.

El profesor dibujaba muy bien, todo había que decirlo. Y, aunque a Tyler le costara mucho admitirlo, su profesor tenía mucho talento.

- Supone bien, señor Payne.

- Bien. Puede sentarse.

Tyler se giró hacia los asientos para darse cuenta que todo el mundo le estaba mirando. Normal. Es lo que todo el mundo hace cuando alguien llega tarde. ¿Y para qué?

Se acomodó la mochila y caminó por el pasillo que formaban las mesas hasta la penúltima fila. Iba a sentarse cuando oyó una voz a sus espaldas.

- Adams, la gorra. - la voz grave del profesor Payne resonó en el aula.

Con desgana, Tyler se quitó la gorra azul y la metió en la mochila, para acto seguido sacar el material y sentarse en su silla.

- Como iba diciendo antes de esta pequeña interrupción - dijo mirando a Tyler - el aparato respiratorio puede...

Y hasta ahí fue hasta donde Tyler atendió a la explicación. La verdad, no estaba en el mejor humor para tener clase. Bueno, ¿y cuándo lo estaba? Se apartó el flequillo rubio de los ojos y apoyó la cara en su mano derecha. Luchaba contra su mente por no cerrar los ojos. No había dormido nada la noche anterior, ya que Cory había decidido que era una gran idea hacer un tour por su habitación mientras le contaba anécdotas de su vida.

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