OneShot

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Título: Oye, Martín...
Ship: ArgMex/ArgenMex
Resúmen: Martín a veces olvida lo molesto que puede ser Pedro cuando se pone infantil en el momento menos indicado. Agradece tener paciencia... o algo así.

N/A: Antes que nada, me presento; soy Sar0u0, la mexicanilla(?) y pues, este es el primer oneshot ( y editada por DulceDeMiel) de la ship muy poco conocida y, espero que les sea de su agrado y se obsesionen al igual que a mi y a DulceDeMiel(que ya no tarda en Publicar sus historias también xD)
Ahora si, disfruten la historia c':

~♥~

Era un día como cualquier otro, en el que normalmente la mayoría de las personas hacen sus propias rutinas ya sea en su oficina, en algún local, o incluso en su propia casa; como en el caso de Martín.

El argentino permanecía en la habitación terminando un reporte en la computadora desde hace varias horas. Podría decirse que ya lleva casi un día sin tomarse un pequeño respiro. Pero no podía, su reporte era de suma importancia y tenía que enviarlo a mas tardar hoy por la tarde.

Y es que pudo haberlo hecho en un santiamén, después de todo era muy sencillo. Sin embargo no contaba con que su jefe le mandara a última hora, en el cual contenía 350 datos que debía corregir. Uno por uno y justamente en su único día de descanso.

Martín suelta un largo suspiro mientras se recarga en el respaldo de la silla -no se había percatado que ha estado cerca de la pantalla por bastante tiempo, hasta que comenzó a dolerle la espalda-, aún le faltan 100 datos por terminar. Quizás debería tomar un pequeño descanso. Mira el reloj de la pared y suelta un bufido. Quedan menos de 3 horas para enviarlo. Se frota ligeramente sus ojos —supone que ya debe tener unas hermosas ojeras adornando su rostro. Nótese el sarcasmo— y regresa a su trabajo nuevamente.

Por estar tan concentrado en lo suyo no escucha unos pasos acercarse hacia él.

—¿Todavía no acabas? —Una voz familiar le hace dar un pequeño respingo en su lugar, mas no despega su mirada de la pantalla, pues sabía que se trataba de Pedro.

—Sí, mirá, ¿no ves que estoy jugando? —responde, en un tono sarcástico.

—Uy, qué genio. De haber sabido ni te hubiera preguntado... —dice Pedro, sonando dramático. Martín vuelve a suspirar.

—Perdoná, che... Pero estoy ocupado... —murmura, cansado. Enseguida, vuelve a lo suyo.

—Güey, no mames, tómate un descanso. Has estado ahí desde ayer en la tarde. Me prometiste que ibas a dormir y no lo hiciste... —Martin no puede evitar sonreír ligeramente ante el comentario de su novio. No por lo que dijo, sino por como sonaba, le recuerda bastante a Itzel cuando esta regaña a su hermano.

—No puedo, tengo que terminar antes de las seis —Escucha un bufido seguido de un "Y luego dicen que el terco soy yo" antes de salir de la habitación.

Martín no puede evitar en sentirse un poco mal, pues es el poco rato que aprovechan para pasar juntos. Ambos decidieron en rentar un pequeño departamento en lo que juntaban suficiente dinero para comprarse una casa.

En un principio, las cosas parecían ir bien, pues lograron acomodarse para pasar el tiempo juntos. Pero conforme avanzaban los días, el trabajo de Martín se iba acumulando más y más hasta el punto en que casi ya no se veían la mayor parte del tiempo. Y sabe que está mal, pero no quiere seguir gastando casi la mitad en rentas y hacer que Pedro hiciera todo el trabajo, pues el castaño se la pasa de un lado para otro casi todo el día haciendo varios labores para tener un sueldo desente. Mucho menos vivir en la casa de Pedro, quiere muchísimo a Itzel, pero no le agrada la idea de andar molestando a la pobre chica con sus cursilerías con Pedro. Además, ellos también necesitan su privacidad.

Oye, Martín...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora