Pues, esto no es una escuela japonesa. No es linda ni ordenada. No usan uniformes específicos y ¡no tienen ninguna mierda japonesa!
Ese es el único detalle que le gustaría a Yumiko, una escuela decente.
Pero no, al entrar a su aula la realidad la golpeó directamente.
Frustrada se sentó en su mesa, que desgraciadamente compartía con su amigo de infancia, el cuál era un simple pendejo con el que compartía clases desde preescolar y sus madres eran grandes amigas.— B...
— No me mires, no me hables, no me toques, estoy de malhumor.
— ¿Y qué culpa tengo yo?
— Cuando vi tu jodida cara me sentí mal, así que es tu culpa y no jodas.
— Siempre tan dulce...
—♣—
Esto no tiene coherencia pero me gusto.