Razón

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El ruido de la leña siendo quemada por la bailarina llama del fuego incandescente acompañaba al pequeño azabache, quien miraba a trazos la nieve cayendo por el ventanal empañado de su hogar.

Con un suspiro nervioso, cerro los ojos y volvió su atención a la pequeña cesta de mimbre. Coloco con cuidado todo aquello que el suposo que necesitaría.

Escondió en el fondo unas cuantas vendas, junto una botella de alcohol de su padre, y las cubrió con una pequeña tela. Puso luego un trozo de pan duro, un par de manzanas y el poco queso que pudo hallar de las sobras que le dejo su padre.

Miro todo de nueva vez, repasando mentalmente con la preocupación en su mente. No sabia lo que estaba haciendo y el nerviosismo lo estaba torturando.


Estaba loco, demente.

Pero no cambiaría su decisión

—yoongi...—la voz tenue de su hermano le asusto, con un movimiento rápido cubrió el contenido de la cesta. Y se giro hacia su hermano, escondiendo la cesta detrás de el.— ¿te encuentras bien?...te veo muy pálido...deberías quedarte en casa y esperar a que volvamos, ento...

—jin, tengo que hacerlo

El silencio corrió entre los dos hermanos, Yoongi se negaba mirar a su hermano, sabia que no podría mentirle a la cara. Tampoco seria capaz de llevar la mirada de preocupación y pena de este.

Jin suspiro, acercandose a su pequeño hermano— es verdad, y eres muy valiente al hacer esto. Ya veras como con la practica acabarás siendo mejor arquero que nuestro padre.— acaricio los revoltosos cabellos negros del menor, sonriendo melancólicamente, observando la tez pálida de la nívea piel.— pero prometeme que tendrás cuidado, y a la primera vista de cualquier peligro, aunque sea mínimo, saldrás corriendo a refugiarte...¿de acuerdo?—yoongi asintió, sonriendo ante la nata preocupación del único familiar que procesaba algún sentimiento cercano hacia el.

—lo haré, jin

—asi me gusta pequeño.

La clara tarde comentaba a pintar de naranja los árboles, el frío se instalo acompañado con rugidos del viento.

El pequeño azabache observaba al pequeño grupo de valientes cazadores caminar al son de una canción de guerra muda. Todos y cada uno de ellos sugetos a sus candentes armas de acero pulido, esperando encontrar victima, listos para desgarrar carne viva.

La silueta negra de aquellos asesinos desapareció de entre los arboles vacíos, y Yoongi sintió una preocupación alejarse por un tiempo de su mente.

Sus armas no matarían aun, pues la amenaza no se encontraba en las entrañas del bosque.

Miro sin pena alguna el bosque, y abandono su hogar tan rápido como pudo. La plaza de la aldeada se encontraba sumida en la ausencia de vida, y el pequeño agradeció que los aldeanos se encerraran por  el miedo que les recorría.

El viento susurraba brisas que ondulaban la capa roja que el menor portaba, cubriéndole del frío invernal, cubriendo su presencia de ojos curiosos. Cogió todo aquello que había preparado con tanto cuidado y camino pasando por los diversos arboles blanquecinos, hasta ver aquella estructura deteriorada por el tiempo.

Su respiración se volvía baho cubriendo su escena. Estaba asustado, el miedo le recorría, pero la adrenalina ante el recuerdo del oro fluyendo en su mirada le alentó para seguir su camino.

La gran puerta se abrió con esfuerzo, dejando ver la pequeña estancia sumida en la oscuridad y adornado mínimamente por rayos del sol poniente.
Yoongi cerro tras el, escuchando su propia respiración recorrer las roídas paredes de madera.

Camino en silencio, no queriendo perturbar la calma del lugar. Se acerco con cuidado al pequeño manto sobre la paja de la esquina mas alejada de la puerta, escondido de la vista de cualquier intruso

Yoongi miro el cuerpo del hombre que yacía tumbado en las mantas. Su respiración era pesada, tranquila, bajo el manto del sueño de morfeo.

Con cuidado, yoongi se arrodillo al lado del cuerpo del lobo, se quito la capucha de su capa roja, dejando al descubierto sus mejillas rojas por el frío. Los ojos castaños del menor, repasaron una vez mas la espalda del extraño y con rapidez saco del escondite de su cesta las venda y el alcohol. Retiro con cuidado el pequeño y simple pañuelo lleno de sangre que cubría la latente herida.

Observo dolido la herida abierta en la bronceada carne, y con cuidado virtio un poco del alcohol en el pañuelo.

Miro el cuerpo del hombre y luego paseo su mirar por el profundo rostro sumido en la tranquilidad del sueño. Respiro hondo y se acerco aun mas, agachándose y soportando todo su peso en su brazo.
Acerco lentamente el pañuelo a la herida, y con sumo cuidado presiono la tela contra la herida.

El hombre se tenso ante ese ardiente tacto, gruñendo ante la incomodidad, haciendo que yoongi se estremeciera, tanto de la preocupación como del temor. Pero observo como aquel hombre seguía sumido en su sueño, y aprovecho la oportunidad para curar todo lo que pudo la herida de este.

Los minutos volaron, pintados con matices rojos y llenos del incesante gruñido animal.

Yoongi miro calmado y con satisfacción la herida ya curada, pues esta ya tenia un mejor aspecto. Cogió las telas de las vendas y procedió a cubrir la herida limpia.

El pequeño azabache estaba tan sumido en sus delicados movimientos, tan absorto al tener aquel contacto con la caliente piel canela, que no se percato de la intensa mirada dorada que le observaba fijamente.

—Yoongi...

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Puff, no me convence y es muy corto. Pero no salia nada mas de esta cabecita
Espero escribir algo mejor para el siguiente, y que al menos este capitulo caca de relleno les haya gustado un poquitin 😅

Hunter (YoonKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora