Hola, me llamo Jesica y tengo 15 años. Vivo en Margarita, Santa Fe.
Margarita es un pueblo chico, demasiado chico. Es tan chico que nos conocemos todos, y que cada vez que llega alguien nos damos cuenta que no es de este pueblo.
Hoy fue un día muy importante para mí, fue el primer día de clases en donde volví a ver a mis amigas después de 3 meses, ya que durante esos 3 meses no estuve en Margarita sino que en Córdoba con mis primas y tíos.
Al ver a mis amigas nos abrazamos, y nos contamos todo, absolutamente TODO. A todo esto se nos hizo la hora de entrar al salón.
Cuando entramos al salón nos encontramos con compañeros nuevos, la profesora María Flores Pinto nos presento a los nuevos alumnos.
Los nombres de los nuevos compañeros eran Juan Cruz, Alejo y Aldana.
Este día también fue raro y especial para mí.
Al verlo a Juan Cruz sentí amor a primera vista, fue algo muy raro, pero yo sabía que no podía pasar nada. Que no nos conocíamos, que con el tiempo quizás podría llegar a pasar algo. Así que lo primero que hice fue hacerme amiga de ellos, especialmente de Juan Cruz.
Eran las 9:30 a.m y toco el timbre del recreo, salimos todos y ahí fue mi oportunidad de hablarle a Juan. Entonces fui.
El me conto que en realidad no quería estar en este pequeño pueblo, que no le gustaba, pero que tenía que aceptarlo quiera o no ya que a su madre la habían trasladado, a este pueblo, por trabajo.
En ese momento no sabía que contestarle, que lo único que me salió decirle fue ‘ah’. Sé que fui un poco seca pero no sabía que responder.
Toco el timbre del recreo para entrar a clases nuevamente. Teníamos clases de matemática, entonces aproveche esa clase para contarle a mi amiga Agustina lo que sentía. Mi amiga me dijo que si yo en verdad sentía algo por el que me haga amiga, que nos conozcamos, que lo invite a salir y que le enseñe el pueblo. Me pareció re buena idea, entonces lo hice. Lo invite a salir, y acepto.
Termino la hora de matemática y volvimos a salir al patio, y estábamos todas las chicas del curso en una ronda hablando.
En un momento mi grupo ve a la chica nueva, sentada, sola y llorando, y empezaron a decir cosas que a mí no me gustaron. Entonces decidí acercarme hacia la chica y hablar con ella.
Fui hasta donde estaba ella y le pregunte si no le molestaba que me sentará a su lado para hablar un rato, y ella me dijo que no tenia problema, que me siente. Lo hice.
Le pregunte porque lloraba, porque no se acercaba hacia nosotras y ella lo único que me respondió fue: - Necesito un abrazo – y la abrasé. Y ahí ella se soltó, agarro confianza conmigo y me conto que era lo que le pasaba.
Me conto que le gustaba Alejo, que ella lo conocía desde hace tiempo por las redes sociales pero que no se animaba hablarle en persona por miedo a que el la rechace por ser fea. La verdad es que yo no sé dar muy buenos concejos, y trate de por lo menos ayudarla un poco. Le dije que no sea tímida, que ella era hermosa, que hable con él. Pero ella por más cosas que yo le diga no cambiaba de decisión. Entonces fui y lo llame al chico, Alejo. Le pregunte si podía venir tan solo 1 minuto, y el acepto. Vino, y los deje solos a los dos.
Hablaron todo el día.
Cuando termino el horario de clases me acerque nuevamente hacia Aldana y le pregunte qué había pasado al final, si paso lo que ella esperaba o paso algo diferente. Y me conto que paso todo lo contrario, que hablaron mucho, y que como ya hacía dos años que se conocían por las redes sociales, se gustaban.