Gato Tonto

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—Aún no entiendo para qué sirve tu cola. ¿Será de puro adorno?—
Comenta la azabache con diversión, sujetando con una de sus manos el cinturón que cuelga de la cadera del minino, el cual se encuentra apoyado en el barandal del balcón de su compañera de clases.

—¿Cómo crees? Sirve para muchas cosas.—Dice el gato, quitándole su cola de las manos y añadiendo un toque de arrogancia a su respuesta.

—Por ejemplo... — Marinette deja la frase incompleta, invitando a su visitante a terminar su comentario.

Chat Noir sujeta con una mano su barbilla, simulando pensar, y es que no se le ocurría otra utilidad para su cola salvo cuando su Lady tira de ella para arrojarlo o quitarlo de alguna amenaza.

—No se te ocurre nada, ¿cierto, minino?— Dice con diversión al ver a su gatuno amigo pensar y pensar.

—No, no; es solo que son tantas sus utilidades que me cuesta nombrarlas todas. —Dijo, sacudiendo sus garras ansiosamente, pero algo hizo clic en su cabeza.

Sus ojos se cierran levemente y las comisuras de sus labios se levantan, formando una sonrisa juguetona. Con paso decidido, se acerca a la que será su "víctima".

—¿Qué planeas ahora, gatito?—Le pregunta Marinette, retrocediendo solo un paso ante las grandes zancadas que da el minino para llegar a donde ella.

Con rapidez y agilidad, pasa su cinturón por detrás de la joven, atrapando el delgado cuerpo de su compañera. Jala el extremo libre de su cola, acercando ambos cuerpos, de tal manera que el perfume del otro llega a sus narices de forma abrumadora.

—¡Chat! —Alega la azabache ante el desprevenido contacto.

—Puedo usar mi cola en esto.— Ignora las quejas de la chica que ahora está atrapada.

—Pero esto no es útil. — Debate Marinette, apoyando sus manos en el pecho del chico, tratando de recuperar su espacio personal.

—Para mi si lo es.— Contradice Chat Noir, disminuyendo aún más el espacio entre ellos. Al ver a Marinette moverse ligeramente algo incómoda, pregunta con una sonrisa:—¿Nerviosa, Princesa? —

—No...—Susurró con un leve tartamudeo, demostrando lo contrario a lo anteriormente dicho.

La azabache levanta la mirada,  la cual se pierde en las esmeraldas que su visitante tiene por ojos.

Para Chat Noir, el cielo se quedaba pobre al compararlo con los ojos de Marinette. El reflejo de las farolas que alumbran las calles sobre los ojos de su Princesa, se asemejan al eterno firmamento que es testigo de cada una de sus juntas.

Su mirada recayó en sus labios, pequeños y atrayentes.

Un paso... Solo un paso y podré besarla... —Pensó el gato negro, decidido a acabar con ese paso para apoderarse de esos labios.

Pero su mala suerte lo sigue a todas partes como gato negro que es; al ser tan poco su propio espacio, tropezó con los pies de Marinette, que al echarse para atrás por el impacto entre los cuerpos, llevó consigo a Chat Noir, cortesía de su cola, la cual aún mantenía atrapado el cuerpo de la ojiceleste.

—¡Idiota! ¡Gato Tonto!— Se quejo contra la persona que, ahora, la aplasta con su cuerpo.— El aire se me va... ¡Quítate! —Alegó la chica, tratando de levantar al héroe de París.

Pero Chat Noir no podía entender alguna palabra de lo que Marinette decía; en su cabeza aún sigue el eco de sus pensamientos, los cuales lo llevan a la misma conclusión: estuvo a punto de besar a su amiga. La parte racional, amable y caballerosa de Adrien salió a flote lo suficiente para hacerlo pensar y pensar; al fin y al cabo, seguía siendo su compañera de clases y su primera amiga.

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