La Guerrera y el Dragón

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La guerrera y el dragón:

En una época de caballeros y dragones, de castillos y reinos, de princesas y plebeyos. En esta época se encontraba la princesa Leia, aunque no era una princesa inocente e indefensa, ella era una guerrera. Una guerrera que lucharía hasta el final por el bien de su reino, que daría su vida por el bien común, y que lucharía, lucharía por todo aquello que quería, y eso también incluía a un amor.

Como princesa de un reino tenía muchos pretendientes, pero ella no concretaba con ninguno, para ella ninguno era lo suficiente bueno, ni para merecer su amor ni su reino.

En un mundo de pobrezas ella tenía que dar lo mejor de sí para que se sustente como podía. Por ello tenía que casarse con un gran hombre, o por lo menos un gran guerrero, el cual le ayude a defender su reino.

Por ello convocó un evento, el cual consistía en que aquel que casara y llevase la cabeza del dragón rojo hasta ella podía ser digno de acompañarla en el trono.

Muchos hombres, caballeros de gran porte acudieron al llamado de la princesa. Cada uno quiso ir en busca del demonio alado para obtener su recompensa.


- Mi princesa Leia, yo Lord Strauss prometo hoy ante usted que traeré la cabeza del dragón ante sus pies.


Y con aquella promesa aquel Lord fue en busco del ser alado. Pero tras tres lunas llegaron noticias de que el caballero había fallado, había muerto.

Luego de un tiempo, otros varios caballeros y nobles fueron en busca del objetivo, pero ninguno regresó.

Leia, cansada de sus fracasos, cansada de al parecer, solo dar comida al ser grotesco de la montaña, decidió que era el final. Ningún hombre podría realizar aquella hazaña, por ello decidió que si quería un ser que la acompañe para la protección de su reino debía hacer lo que fuera posible.

Por ello, una noche de luna llena la princesa emprendió el duro y peligroso camino hacia la cima de la montaña, en donde, se encontraba la cueva del Dragón.

Cuando ingreso en aquella cueva temblaba del miedo, pero tomo valor y se adentró de ella. Iluminada por la tenue luz de una antorcha caminaba con cuidado de no hacer demasiado ruido, no podía poner en alerta al lagarto.

Se decía que dentro de aquel lugar se encontraban tesoros dados por ciudadanos como ofrenda para que no los castigase, que cosa más loca, como si a un dragón le importaran las riquezas y los temas mundanos. Se adentraba cada vez más por esos pasadizos que cada vez se volvían más profundos, y allí a lo lejos se percibía un calor extraordinario, estaba cerca.


- ¿Qué buscas aquí?


Se oyó una voz fuerte, de gran porte, realmente producía temor. La joven miraba para todos lados, buscando al hombre responsable de aquella voz, y también se preguntaba el por qué todavía no había sido devorado por el animal prehistórico que vivía en aquella cueva.


- ¿Dónde estás?

- Eh preguntado que buscas aquí, ¿vienes por los tesoros?

- No vengo por los tesoros, vengo por la cabeza del dragón

- Muchos hombres han venido aquí por mi cabeza, ¿qué te hace creer que tú lograras el cometido?

- ¿Eres el dragón? ¿Cómo puedes hablar?

- Eso no es lo que importa, quieres mi cabeza no dejare que la obtengas.

El dragón emerge de un pequeño agujero, pero no era un dragón, sino un humano, que mientras comenzaba a salir se iba transformando en aquella bestia milenaria. Al presenciar aquella escena la joven temblaba del miedo, no solo se enfrentaba a una bestia sino que a un ser más aterrador. Un Cambiaforma.

Los Cambiaforma eran seres milenarios, eran personas que fueron castigadas por dioses o entidades, que pueden cambiar su forma con un simple cambio de humor. Ahora todo cobraba sentido, por eso el oro, por eso no podían asesinarlo, el ser, era inmortal.


- Me rindo- dice la joven, sin más, no estaba dispuesta a arriesgarse a morir si sabía que no tenía oportunidad-

- Que pasa joven, ¿sabes que no tienes oportunidad?

- Obviamente no, ¿quién eres realmente?

El joven-dragón ante aquella pregunta se calla, la ve con sus grandes ojos y ve algo que jamás vio, curiosidad, no hay miedo, odio, terror o suplica de piedad. Solo curiosidad en la vista de aquella joven, y poco a poco sucedió algo que nunca logro imaginar hacer frente a otro ser humano, se comenzó a desconvertir. La guerrera lo miraba con mucho mas asombro ahora.

Frente a ella ahora se encontraba un joven, de gran altura, con cabellera rojiza, grandes ojos negros, y piel con pequeñas escamas. La miraba desde arriba, aun así, aunque ahora fuera un ser humano temía por lo que él le pudiera hace, que le pudiera arrebatar la vida. Por ello no se atrevía a hacer movimientos bruscos ante este ser.

- No recuerdo mi nombre.

Una respuesta no esperada por parte de la muchacha, entonces prosiguió.

- Si no lo recuerdas puedes obtener uno nuevo.

- Muchos me llaman Dragón rojo.

- Ese no me parece un nombre para alguien como usted.

- Como es alguien como yo- pregunta el Cambiaforma en forma tosca-

- Alguien tan superior.

El ser no sabía cómo reaccionar ante aquellas palabras.

- Te propongo un trato.

- No estás en posición de proponer algo, recuerda que puedo acabar con tu vida en tan solo unos segundos.

- No es necesario que me lo recuerdes. En fin, te propongo no decirle a nadie de tu naturaleza y protegerte.

- ¿Cómo podrías tu proteger a un Dragón?

- Soy la futura líder de este reino, puedo eso y mas.

- ¿Y qué quieres a cambio de eso?.

- Que seas mi guardia, que me ayudes a proteger mi reino.

>> Y si en algún momento te sientes traicionado tienes el derecho de asesinarme de manera inmediata.

Con esas simples palabras la guerrera había convencido al ser de acompañarla, ahora en forma humana, sellaron su pacto solo con una mirada furtiva, segura, y jurándose nunca traicionarse.

Ahora el Dragón rojo era el protector del reino, junto con la princesa Leia, la cual lo había logrado, había encontrado un hombre que pudiera proteger su reino, pero no solo eso, había encontrado al ser que se ganaría su corazón, aunque el tuviera cientos de años y ella solo fuera una simple mortal. Ella estaba dispuesta a entregarle todo al hombre de caballera rojiza, inclusive su corazón.

La Guerrera Y el Dragón #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora