El tic tac del reloj sonaba de fondo mientras intentaba concentrarme en el parloteo insaciable de mi profesora particular, la Srta.Parker, la quinta de ellas. Aunque intentara entender esas extrañas ecuaciones en la pequeña pizarra en frente de mi, soy incapaz. Sin querer, acabo distrayéndome mirando por la ventana. Imagino una versión de mi, invisible a los ojos de mi tutora, desprendiéndose de mi cuerpo y levantándose para observar por la ventana. Sabiendo que me gustaría lo que vería la abriría de par a par para que la brisa primaveral hiciera ondear las cortinas. Disfrutaría cada ráfaga, cada olor, tan extraño como complaciente. Entonces me imagino colocando mis pies en el alfeizar para, sistemáticamente, agarrarme a los salientes de la caravana, hasta subirme al tejado. Sin dudarlo hincharía mis pulmones hasta no poder más, estirando las extremidades, y gritaría con energía. Tan alto y claro como pudiese hasta que me sintiese satisfecha. No importaban los vecinos, no importaban los peatones que paseaban al otro lado de la verja. Me sentaría complacida, dejando colgar mis pies al vacío, mientras contemplo el inmenso bosque detrás de la gran explanada llena de otras muchas caravanas. Lejos de mi, llamándome... ¡PLAF!
La Srta.Parker a golpeado con su palma el escritorio, en frente de mi y hace volver mi otro yo a mi, con expresión quisquillosa. Apartando la mirada de la ventana, cerrada, me giro para enfrentarme a la inevitable reprimenda.
-¡Elora!-me grita al segundo después del estruendo- ¿En que estas pensando? Espero que estuvieses atendiendo a la explicación... A ver. ¿Que he dicho?
No entiendo porque se molestaba en hacerme siempre la misma pregunta... sí, reconozco que esta no era la primera vez que fantaseaba. Aunque tampoco me avergonzaba. Creo recordar que la semana pasada fantasee con una versión parecida a esta. Acababa tirándome por la ventana, curiosa de si el golpe contra el suelo me dolería menos que en comparación a la nota del examen de matemáticas. Intento responder a la pregunta, pero como siempre, me quedo en blanco y acudo a lo habitual.
-Lo siento Srta.Parker. ¿Seria una gran molestia para usted si pudiese repetirlo? Me he distraído. -pongo mi mejor tono de niña buena junto con cara inocente y lo mejor de todo es que cuela. Como siempre.
-Por supuesto que no. Para eso estoy aquí Elora, no lo olvides. -me responde ella con una sonrisa complacida mientra se ajusta las gafas al tabique de la nariz.
Cuando se gira con entusiasmo para explicármelo de nuevo, descompongo mi recia postura en la silla y apoyo mi barbilla encima de la mesa. Mientras soplo hacia unos testarudos cabellos que se han soltado de la coleta y me tapaban la vista, giro la mirada para ver la hora que era. <<-Genial... Aun faltaba más de media hora de clase. Me voy a pudrir aquí sola o peor, con la Srta.Parker>>. Intentando aguantar un escalofrio y una mueca de asco, me imagino de nuevo tirándome por la ventana, esta vez por razones obvias, y justo cuando ella se gira y enderezo la espalda de nuevo para que no me vuelva a regañar, suena la puerta.
La Srta.Parker le da permiso de entrada a la persona fuera de la habitación. Alegre por la intromisión me giro para ver quien es mi salvador/a. Poco a poco la puerta se abre y deja entrever un esbelto muchacho, Kyle, uno de mis pocos amigos y mi protector. Os debéis estar preguntando... ¿para que una “chiquilla” como yo de casi 18 años va a necesitar un "protector"? Con cara malhumorada os respondería que la idea fue del "genio" de mi padre y del puñetero consejo del clan. Creen que necesito protección ya que poseo el resquicio del poder milenario de nuestra tribu. Como esta desapareciendo ahora todos aquellos con el poder están siendo “protegidos” o como me gustaba pensar a mi, custodiados.
"¿Protectores? ¿Poderes? ¿Clan?" os debéis estar preguntando de nuevo. Yo también estaría confusa si no me hubiese criado con ellos. Especificaré para que salgáis de dudas. Mi familia es la familia jefe del clan de las "Noshtni Ptitsi" o aves nocturnas/ amantes de la noche/ los noctámbulos. Nos han llamado de múltiples formas. Venimos de una antigua estirpe de weres o cambia formas del norte de Bulgaria. Mi abuelo no se cansaba de contarme como nuestros antepasados tomaban forma de majestuosas aves y tristemente con el tiempo y el poco contacto con nuestros semejantes, nos hemos ido degradando con el tiempo. Ahora muy pocos de nosotros somos capaces de tomar otra forma. Recuerdo que yo me manifesté a la edad de siete años. Mamán casi se desmalla al verme correr tras una golondrina que intentaba alzar el vuelo y como yo, cambiando de forma, intentaba alzarlo también. Ahí también es cuando la llamada libertad desapareció para mi. Aunque tampoco recuerdo mucho a que sabia.
ESTÁS LEYENDO
El Susurro de un Ave Nocturna (En proceso)
RomanceSinopsis: Elora es la hija menor de la familia jefe del clan de las "Noshtni ptitsi" que en búlgaro hace referencia a “Las aves nocturnas”. Este es un clan nómada que viaja al rededor del mundo siendo un circo llamado Perseidas. Estos descienden de...