3

51 6 0
                                    

Ves sus ojos, admiras su sonrisa, y minutos después no sabes qué va a ocurrir, no existe un plan alternativo; sabes que no salió todo como se esperaba y que habría podido tener expectativas; y sí no fuiste todo eso, no se sabe qué otra cosa hacer.

Tienes miedo a convertirte en solo un bonito recuerdo de un día inusual; entonces sientes esa ambigüedad invadiéndote de pies a cabeza, un agujero en el estómago tan grande que cabría el universo en él; y el viaje se hace más y más angustiante cada segundo sin tener noticias de su existencia.

Ahora estás a kilómetros de su voz y eso te carcome por dentro, te pausa los días y parece nunca terminar: la angustia de saber si vivir o dejar de creer en posibilidad. Es odiosamente adorable encontrarte pensándole cada madrugada, sin saber por qué te hizo preso de su encanto, sin saber si te piensa tanto como tú le piensas.

Y en silencio, aguardas, esperas, te inventas mil frases y respuestas; lees, duermes, despiertas y todo parece estar como antes pero no es igual, vives dispuesto a aprovechar una oportunidad, vives sediento de volverle a mirar, decidido, con incertidumbre pero totalmente convencido de vivir creyendo en posibilidad.

~Escritos~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora