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Aún no olvidaba la mirada perdida de aquel chico, sumido en las profundidades de sus pensamientos. Estaba recostada en el umbral de la ventana, afuera llovía, estaba observando como las gotas caían lentamente una detrás de la otra, como si estuvieran en una carrera. 

Dejo de llover, estaba preparada para salir, mientras me dirigía a la estación de trenes me decidí a que debía hablarle, merecía saber su nombre, quería saber por qué el profundo misterio de su mirada y la razón por la que no sonreía. Cada día, desde aquel momento en que lo vi, no deje de preguntarme, ¿cómo podía un chico así verse tan solo y triste?, ¿por qué la razón de tanta frialdad en su rostro?, se veía tan asustado. Al llegar me senté en el banco a esperar el tren, esta vez el chico no estaba, llegó el tren y al subir lo vi entrar y sentarse al lado de la ventana.

Su cabeza reposaba en la ventana, lo observé moviendo sus labios, supuse que estaba susurrando alguna parte de la canción que escuchaba, lo vi alzar la mirada y sus ojos se posaron en mí, voltee la cabeza intentando ignorar su mirada, pero era imposible, su mirada en mí era muy intensa, como si deseara que me volteara, y yo solo pensaba en lo contrario en que por nada del mundo debía voltear, que lo mejor sería que no se diera cuenta lo mucho que quería saber de él.

Dejó de observarme y el tren se detuvo, baje de él, y observe cómo él también lo hacía y se dirigía hacia la otra dirección, no había notado que aquel chico siempre llevaba el mismo suéter negro, que lo hacía ver un chico rudo y misterioso. Pero a pesar de que sabía que era muy arriesgado involucrarme en su misterio, decidí hacerlo, quería descubrir qué había detrás de su frialdad y de aquella mirada perdida. 

El chico del trenWhere stories live. Discover now