Muñeca

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Es algo extraño que ese hombre siendo el hombre que se dice que es, tuviera una muñeca como reliquia, era algo tan raro, pero lo real es que había sido regalada como una broma por su hermano Itachi, pero este la había conservado y la tenía en una vitrina dónde podía mirarla y admirar su belleza.

No sabía porque, pero... esa muñeca era un enigma y el era incitado a quererla, adorarla y desearla, era absurdo tener tanto apego por ella, tal vez una obsesión, tal vez demencia, su piel de porcelana era suave y cálida como la piel de una doncella, era como si en cualquier momento fuese a tomar vida y asesinarlo o seducirlo y éste no se interpondría en su cometido, pues ella era hermosa, elegante, simplemente perfecta; con piel de porcelana, ojos lavanda de vidrio pero con movimiento, muy frágil y delicada, boca delicada y sublime con un bello rojo carmesí que no hacía sino acrecentar su deseo de que fuese real, cabello de finas hebras que parecieran cabello humano, cintura y pechos perfectos con una delicadeza y perfección que rayaba en lo antinatural y si no fuese pequeña y supiese cada uno de sus materiales creería que era una persona normal y que solo estaba quieta, esperándolo.

Cada detalle fue realizado por Sasori no Akasuna a petición de Itachi y aunque era para una broma no quería ofender al talento de su amigo y no necesariamente tenía que ser un mal presente, por lo cual ella era perfecta, la mejor muñeca que Sasori hubiese creado, tanto así que no quería entregarla a su nuevo dueño; y sin embargo después de ver la dedicación que su hermano le ponía a ese objeto se cuestionaba si lo que había hecho había sido correcto o había arruinado la vida de éste, pues la pasión e idolatración que tenía por esa muñeca rayaba en la locura, incluso temía que pasara muchas horas solo teniendo de contacto real a esa endemoniada creación, maldecía la hora en la que se la había regalado, pues creía que había cambiado la compañía de la gente por ese objeto infernal.

No era una muñeca muy grande realmente, fina y pequeña como una doncella, con un bello vestido negro, aretes con forma de luna y un gran velo que destacaba su hermosa belleza, toda la delicadeza y sublimidad que Sasori había podido lo plasmo ahí, ya que era un encargo de su amigo no podría entregarle sino solo lo mejor, cada parte fue hecha con total dedicación por éste y por ello pareciera que pudiese cobrar vida, pero ella estaba basada en la imagen de alguien real, era la duquesa Hyuga Hinata quien murió en un incendio hacía muchas décadas, tantas que incluso ya pasaba del siglo.

Lo que no sabían era que teniendo algo a que aferrarse regresaría de la tumba solo para disfrutar un minuto más en el mundo terrenal, queriéndose llevar a alguien para pasar la eternidad, ya que sola se encontraba vagando por la inmensidad. 

Muñeca [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora