ella simplemente giró su cabeza como si ese simple movimiento pudiera alejar el olor pestilente y húmedo de la habitación, pensó que la luz era demasiado intensa y los ojos humanos eran demasiado débiles para ver el sol del mundo, al menos los suyos lo eran, su cama era fría y la gotera del techo repetía el mismo ritmo incansable, semejante a los pasos de una multitud rezagada y disconforme, lentos, pausados, contó en su mente el número de gotas que morían contra el piso de madera viejo y mohoso y enterró sus lágrimas en la almohada, siempre despertaba, ojalá nunca lo hiciera, pero Dios siempre sería inexpugnable para ella.
El sol ardía en su pálida y reseca piel, sus ojos sin vida detrás de sus parpados dolieron cuando se enfrentaron a la luz, dirigió su vista al suelo. Cajas vacías de pizzas en descomposición estaban sobre unas pocas prendas de ropa color negro desteñido. Sabía que debía levantarse pero su cuerpo no se lo permitía, su ansiedad aumentaba y sus manos temblaban, el sudor se alojó en la parte de su labio superior y probo la sal en él, conocía esa sensación, era una súplica de su cuerpo, una por enterrarlo en el olvido y flotar hasta que sus pies nunca más tocaran el frio suelo del mundo.
hizo lo único que le daba horas y horas de satisfactoria, evasión, unos minutos donde el mundo y el dolor que la rodeaban no existían, eran una ilusión, ni siquiera ella era real, sus fantasías la mantenían con vida, en un mundo de sueños ni el dolor ni el hambre existen, nada, solo la promesa de la felicidad...
Con un solo pinchazo cerro los ojos a este mundo.
verde, mucho verde, siento la suavidad del algodón en mis pies, hay colores que me rodean, bailo en una fuente de color del sol, mis mejillas se sienten hinchadas, es como si mis labios se movieran pero no escucho las palabras, mientras el rocío de la mañana cae en mi cabello, pequeñas gotas se deslizan hasta caer a mis pies, solo espero el final de la función, disfruto como si estuviera frente a una efímera escena, soy la única espectadora que esta sobre el cojín de terciopelo rojo.
Entonces mis pies se elevan y con mis manos extendidas, siento lo infinito de mi mundo, es como si no tuviera un fin, como si al igual que mi mente está llena de palabras, este mundo está lleno de lugares abiertos, de cosas por descubrir.
....
¿puede sentirse tanto dolor y vacío?, cuando las luces se extinguen y el show termina, caerás tan rápido como el instante en el que tus pies se elevaron, ya no eres esa fantasía, eres la realidad a la que le abres los ojos, No hay praderas en las que correr o el viento que recibe tus brazos abiertos, todo eso es reemplazado por el grito de los borrachos , las sirenas y el humo del cigarrillo impregnado en el lugar. no hago nada, simplemente me quedo sobre la cama, sintiendo como las lágrimas estallan en mi cara y como mis manos sostienen con fuerza la sabana roída.
-Si la vida fuera como un sueño, simplemente bastaría entrar en aguas reparadoras, aquellas cuya magia ansestral y poder solo es concedido a almas descarriadas pero puras, un ave fénix, eso es lo que necesito, algo demasiado degenerado nace de nuevo entre las aguas, tiene todas las respuestas, y no tiene miedo, enfrentará este mundo como si nunca hubiera escuchado los gritos de dolor y las palabras de desesperanza-
como si decir las palabras en voz altas activaran un botón desconocido en mi cerebro, la solución impactó velozmente en mi mente, ser alguien nuevo, diferente.
Me levanto de la cama y camino hasta el mugroso y maltrecho baño, el espejo está en condiciones parecidas pero es de utilidad, saco unas tijeras de mi mochila y empiezo
uno por uno, los mechones de mi largo cabello negro caen en el piso creando una ilusión óptica en la baldosa de color blanco, ahora amarilla por la falta de aseo, mi cabello se pierde mientras mis pensamientos elaboran un idea cada vez más y más grande