El Cantante [Por: AmazingFatima]

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Recuerdo  haber  dicho  tantas  veces:  “Yo  nunca  me  equivoco”,  y  ¡Mírenme!,  estoy  tan  segura  que  cometí  la  mayor  equivocación  de  mi  vida  y  por  no  aceptarla  estoy  como  estoy.  Soy  patética,  una  basura,  lose…  me  lo  repite  mi  “esposo”  cada  vez  que me golpea,  que  abusa  de  mi, precisamente  hoy  nuestro  aniversario  número  5,  me  formo  un  enorme  moretón  en  el  ojo  derecho.
Fue  otro  día  de  humillación  y  golpes,  mi   pan  de  cada  día,  pero  algo  cambio  hoy,  porque  salí,  me  subí   al  auto  sin  importarme  que  al  regresar  probablemente  me  esperaría algo peor  a  un  moretón.
Conduje  por  todo  el  centro  hasta  que  las  luces  de  un  restaurante  capto  mi  atención.
-Claro…  como  olvidarlo- dije  al  darme  cuenta  que  era  el  restaurante  en  el  que  John,  mi  amado  esposo,  me  propuso  matrimonio.  Como  la  gran  idiota  masoquista  que era me detuve en el estacionamiento del restaurante.
Tome unos lentes oscuros para cubrir mi herida y baje tomando mi bolso.
-Buenas noches señora Mayer, ¿Cómo está el señor Mayer?- me pregunto amablemente Drew, el dueño del restaurante mientras me dirigía a una meza.
-Muy bien, con bastante trabajo pero bien- digo con la mejor de las sonrisas, estos años si que he sabido disimular lo rota que estaba por dentro, yo era la esposa perfecta ante la vista de todos, mi marido el hombre más amoroso y fiel, “el sueño de toda mujer” me decían mis amigas. Pero nadie sabía lo que era mi vida.
-Lastima que no la acompañe, pero descuide será atendida como es debido- me dijo y después dio media vuelta. Resoplo de frustración al no tener el coraje de decirle al mundo lo que me pasaba, que no era feliz, que mi esposo era un maldito golpeador y violador, pero no podía… era su palabra contra la mía. Era el mejor abogado en la ciudad, claro está, no el más respetuoso de la ley.
Comienzo a llorar y agacho la cabeza fingiendo leer el menú y después veo que han puesto un escenario pequeño en el fondo del restaurante, hacia tanto que no venia que este cambio debió haberme sido obvio desde que entre.
Drew se acerca y toma el micrófono y me dirige una sonrisa y yo le respondo.
-Muy buenas noches apreciables clientes, como cada noche me enorgullece en presentarles al genio de la guitarra, Ed Sheeran- y la gente estalla en a aplausos como si se tratara de la máxima estrella del momento. Y veo  a un joven no mayor que yo, estatura media, con pelo rojo y ojos de cielo. Mi corazón latió fuertemente al verlo, era como ver  a un ángel, liberaba una energía de paz y calma que yo hacía tiempo no sentía.
Hace una reverencia al público y se sienta a tocar la guitarra, la forma en que lo hace… cerrando sus ojos y frunciendo el entrecejo, moviendo sus manos agiles sobre las cuerdas, parecía tan concentrado y absorto a la gente que lo escuchaba con atención, sin saber porque, las lagrimas salían a borbotones de mis ojos, pero no era un llanto de miedo, ni de tristeza, era feliz, yo conocía muy bien la diferencia. Escucharlo me proporcionaba tanta paz… la canción término tan rápido, quería seguir escuchándolo.
El salió, se alejó del micrófono y dejando la guitarra aun lado, tan rápido ignorando los aplausos de la gente emocionada y complacida de su talento. Como una fan loca salte de la mesa tras él, atravesé la cocina ignorando a la gente que me miraba extrañada. No fui lo suficientemente rápida, apenas si lo vi tomando un taxi alejándose rápidamente de aquí. Doy un zapatazo al suelo como niña a la que le niegan un capricho y me regreso al restaurante a pagar la cuenta. Drew me mira extrañado.
-Me parece que le gusto la música de hoy señora Mayer- me dice y yo sonrío a duras penas.
-Tiene mucho talento- dije recordando cada pequeño detalle de él.
-Si, pero es un chico muy misterioso y callado, cuando yo buscaba un cantante para mi negocio, el se presentó solo diciéndome su nombre y sentándose con su guitarra e hiso su magia, lo contrate enseguida, le di el contrato, el lo leyó, lo firmo y se fue regresando el día indicado puntual a trabajar- me dijo muy intrigado. Me mordí los labios tratando de reprimir la pregunta que luchaba por salir de mi garganta.
-¿Sabes donde lo puedo encontrar?- ¡maldita sea!, no me contuve. Drew me miro como quien mira a un presunto asesino.
-No lose, pero el toca aquí todas las noches, de lunes a viernes, los fines de semana parece que toca en un pequeño bar- me dijo sin suavizar la mirada. Yo asentí y me encamine hacia mi auto.
Toda la adrenalina que sentí al correr tras Ed, ahora era miedo, ahora que estaba abriendo la puerta de mi casa temblaba de miedo y todo fue peor al ver a  John sentado en la sala con 2 botellas vacías de vino a sus pies.
-¿Dónde estabas?- me acuso al instante. Era un hombre muy guapo, ojos obscuros y pelo castaño, pero para mí no era más que un demonio.
-Fui… fui a cenar- dije tratando de controlar el temblor de mi cuerpo. El lanzo con furia el vaso de cristal donde tenía vino y se abalanzó contra mí como un toro furioso contra la capa roja de un torero. Me estrujo contra el jalándome el pelo haciendo que lo mirara a la cara, sentía su aliento a alcohol.
-¿En qué momento te dije que podías salir? ¡Respóndeme maldita!- me dijo y me lanzó contra el piso. Yo no decía nada, solo podía llorar y aguantar todo lo que él me hacía.
-Entiéndelo bien, métetelo en la cabeza, tu no sales si yo no voy contigo, no ríes si no te lo pido, no te mueves si yo no lo autorizo, ¿Lo entiendes?- me dijo mientras se ponía sobre mi arrancándome la ropa del cuerpo, mordiéndome el cuello y apretujándome todo lo que él quería.
-Por favor… no de nuevo- dije llorando y suplicándole para que no me violara otra vez, pero siempre era en vano.
-¡Cállate!- me dijo propinándome una cachetada.

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