10 días para enamorarte.

Día 1

Jueves 5 de Febrero, 1987.

En la escuela iba todo bastante normal. La noticia de Agatha impactó, pero no de tal manera para formar un caos.

Pero sí que lo había formado en la vida de Charlie. Le había dado un vuelco completo a los planes que él tenía de ir acercándose a la chica poco a poco.

El chico se levantó de su pupitre y se dirigió al patio. Recién habían tocado el timbre para salir al receso y había notado que Agatha ya había salido del salón.

Caminó un tramo por el patio y allí la vio. Tal cuál película romántica, la chica estaba en un banco riendo y Charlie quedó flechado como si fuese la primera vez que la veía.

El chico quedó embobado, cosa de la cuál se percató Agatha y giró su rostro para observarlo y ver que quería. Al hacerlo, Charlie se dio cuenta de sus hechos y se avergonzó un tanto, pero a pesar de eso, poco a poco se fue acercando a la castaña.

—Em... —el chico hizo un ademán con la mano y continuó hablando— ... hola Agatha —dijo en un tono un tanto nervioso, como siempre le ocurría cuando estaba junto a ella.

—¡Ah!, hola Charlie ¿cómo estás? —dijo en un tono alegre y dándole un beso en la mejilla.

—Bien, sí ¿y tú?

Vamos Charlie, deja el nerviosismo pensaba el chico.

—Que bueno, yo bien igualmente, gracias por preguntar.

Al terminar la frase, la chica le sonrió y Charlie casi se sonroja por tal muestra de "afecto".

El chico prosiguió a seguir hablando y sacó el primer tema de conversación que se le vino a la mente: el cambio de hogar de la chica.

—Entonces... ¿te cambias de casa? —preguntó.

El semblante de la chica cambió al instante y en su cara se posó un melancólico sentimiento.

—Si —bajó la mirada— en 10 días me cambio de ciudad.

—Hum, lo siento.

Hubo un silencio incómodo lo que el chico aprovechó para hacer una pequeña propuesta a la chica: —Ya sé que quizás no somos tan cercanos, pero ¿te gustaría salir a tomar un helado?

Esperó la respuesta de la chica en silencio. Agatha levantó el rostro y asintió.

—No sería mala idea, ¿hoy mismo después de clases?

—Claro, si no te molesta.

—Para nada, entonces hoy mismo —la chica le sonrió y Charlie se perdió en ella como las muchas veces que lo había hecho.

Pasó el tiempo y las clases acabaron, Agatha salió del salón antes que el chico y lo esperó a la salida del recinto.

Charlie llegó al encuentro de su "cita" y la admiró. Se veía realmente hermosa, andaba con el mismo atuendo que en la mañana pero al igual que siempre, cada minuto que pasaba se veía más bella para el chico.

—Hola Charlie, ¿nos vamos ya? —dijo la chica que lo estaba esperando hacía un rato.

—Si, vamos ya.

Comenzaron a caminar hacia la heladería que no quedaba lejos del instituto.

Al llegar a la tienda se sentaron en una de las mesas más alejadas de las demás. Estuvieron conversando unos minutos y luego Charlie se levantó con dirección al mesón, para comprar los helados.

—¡Charlie!, ¿cómo estás? ¿lo mismo de siempre? —el joven que trabajaba en la tienda ya lo conocía, Charlie iba seguido a la heladería.

—No, o sea, sí pero agrégale un cono simple de fresa.

—Ah... ¿con acompañante hoy? —lo miró de forma asombrada, Charlie acostumbraba a ir sólo al local, así que no era para nada común que fuera con alguien hoy.

—Sí —Charlie se puso muy nervioso y no supo que decir.

Pagó ambos helados y se dirigió a la mesa.

Entre risas y conversaciones, las horas fueron pasando y también la timidez de Charlie. No fue hasta que les dijeron que iban a cerrar que se dieron cuenta de la hora que era.

Fue a dejar a Agatha a su casa, y luego se fue a la suya, emocionado ya que la chica le propuso otra salida, para el día siguiente.

Cuando se fue a acostar, una chispa de esperanza de conquistar a Agatha, haya prendido en su interior.

**Corregido**