Un día más de mi complicada vida, sigo haciendo esto desde hace ya 5 años, y no podía seguir con el stress que me generaba. Aunque debo hacerlo por mis pequeños angelitos, los amaba más que a nadie. Sequé una gota de sudor que caía por mi frente hasta llegar a mi mejilla, esto de hornear todos los días era algo agotador.
–¡SAM!.. ¡SAAAM!– Salí de esa acalorada habitación y me encontré con un Asher en una posición demasiado extraña.–¿Puedes ocupar mi lugar un momento para que vaya al baño?–Me miró nervioso y a la vez con suplica. Rápido acepte, al menos estaría lejos del horno unos momentos.
Distraídamente observe cada mesa del local y me encontré con una peculiar situación, la cual se me hacia muy familiar. Una chica de ¿20 años?, o eso aparentaba, tomaba un smoothie de arándanos con un cupcake de café y almendras. En sus manos tenia una pequeña ecografía mientras que con la otra se tocaba su barriga, eso me recordó a mí. Hace ya unos años...
*FlashBack*
Mi pierna se movía de forma nerviosa fuera del baño, necesitando saber en este instante los resultados. Empecé a tirarme viento con la mano al sentirme asfixiada. Abrí la ventana de mi habitación en busca de aire fresco, sin importar que sea verano. Miraba las personas despreocupadas caminando por la acera, sonriendo como si sus vidas fuesen perfectas, mientras que la mía tal vez se convertiría en un infierno en unos minutos. La alarma de mi celular comenzó a a sonar indicándome que ya podía ver los resultados de mi prueba. El sonido que hace tan solo unos días me parecía placentero, hoy no podía escucharlo, pensaba que era la canción mas horrible que alguien podría haber inventado, de forma brusca lo apagué y restregué mi mano por mi cara, deseando que no ocurriese lo que más temía. Lentamente abrí la puerta de mi baño y el olor a lavanda me recibió. Sobre el retrete estaba un pequeño pedazo de plástico que con tan solo marcar dos rayitas podrían cambiar totalmente las cosas. Lentamente me fui acercando hasta tenerlo en mis manos temblorosas, estaba dado vuelta por lo que no podía ver el resultado, sin embargo dentro de mí sabía lo que decía, pero no me condenaría hasta verlo con mis propios ojos. Conté hasta tres y le di vuelta para ver lo que había salido. Mis ojos tardaron en encontrar el pequeño pedazo transparente, al momento de verlo lo supe. Dos rayitas. Estaba embarazada. Mi respiración se empezó a cortar y sin pensarlo toque mi vientre plano. Me lleve una mano a mi boca y empece a llorar de forma desesperada, no sabia que haría. ¿Un bebé con 17 años? No quería formar parte de ese grupo, no quería que la gente me mirase raro en la calle, no quería cambiar pañales, no quería dar de amamantar, no quería que la gente me mirase raro en la calle, no quería cambiar pañales, no quería dar de amamantar, no quería desvelarme para que un niño se durmiese, no quería soportar ni sus llantos ni sus vómitos. Nada de esto lo había planeado, no estaba en una de mis metas en la vida. Lloré aun más al darme cuenta de quien era su padre, quien jamás lo aceptaría, el niño solamente tendrá una madre porque no pensaba decírselo a su padre. Lo que más anhelaba en ese momento es que mi mamá me comprendiese, sabía que lo haría, era la persona más dulce de este mundo.
No quise salir de mi habitación por 3 días, quería dormir y despertar, imaginando que todo había sido una pesadilla, un maldito sueño y no la realidad. Sin embargo era hora de decir la verdad a mis padres, necesitaba contárselos.
Bajé las escaleras hasta llegar a la sala donde mis padres se encontraban viendo una película abrazados. No quería arruinar su momento, pero sabía que si no lo hacia ahora no lo haría nunca más. Era ahora o nunca.
–Papás– Mi voz ya se había quebrado y solo había dicho una sola palabra. Apretaba fuertemente la prueba de embarazo dentro de mi abrigo, deseando que se rompiera. Mis padres se dieron la vuelta un poco preocupados y bajaron el volumen a la televisión.
–¿Está todo en orden muñequita?– Mi papá se levantó del sofá para poder mirarme a los ojos, pero yo simplemente no le podía corresponder, no sintiendo tanta vergüenza.
–Siéntate papá, necesito contarles algo muy importante–Ambos se miraron preocupados y se agarraron de la mano. ¿Cómo se sentirían al saber que su hija menor estaba embarazada? No quería imaginármelo. Tomé aire y me senté en otro sofá frente a ellos.
–Resulta ser que hace unos cuantos días vengo sintiéndome un poco mal. Nauseas, dolores de cabeza, mareos, etc. Y mi regla del mes no ha llegado aún, por lo que decidí hacerme una prueba– Mis ojos se inundaron de lágrimas, y mi garganta se secó. Mis manos temblaban al momento de sacar la prueba– Papá, mamá. Estoy embarazada, voy a tener un bebé– Les dije por fin y les pasé la prueba de embarazo. Al momento de verla, mi mamá se tapó la boca con una mano y comenzó a sollozar. Mi papá simplemente busco mi mirada en busca de alguna señal de que todo fuese una broma de mal gusto, pero no lo era, ojalá lo fuese. Miré sus ojos y ambos reflejaron lo mismo.
Decepción.
Lo único que podía hacer era llorar, y sostenerme el vientre, tratándole de dar apoyo a quien sea que se estuviese formando en ese pequeño lugar.
Mi papá agarró su celular y empezó a marcar un número.
–Abortarás. No permitiré que dañes lo que hemos construido durante años por culpa de una noche loca con cualquier hombre que se te cruzó por enfrente–Dijo de forma amenazadora mientras me señalaba. Corrí hacia él y le quité su celular con el ceño fruncido. Corté la llamada de un número el cual no tenía agendado y levanté mi cabeza hacia él.
–No mataré a ningún bebé– Le dije mirándolo por primera vez a los ojos. Aunque me dolía, no dejaría que nada malo le pasase a mi hijo, nadie le haría daño. Los días que pase encerrada en mi cuarto me hicieron comprender que por algo suceden las cosas, y no dejaría que le hiciesen algo malo a mi hijo. Lo protegería hasta el fin del mundo.
–Entonces búscate otra casa. Ya no perteneces a esta familia– Mi pecho se contrajo al escuchar lo que había dicho. Jamás pensé que algo como eso saldría de su boca, no de la persona que más admiraba en este mundo. Su reacción fue tan diferente a lo que me había imaginado anteriormente. Me educaron siempre diciendo que hay que perdonar y comprender cuando una persona comete un error, sin embargo ellos no lo aplicaban.
Miré a mi mamá en busca de compasión, pero ella esquivó mi mirada dándome a entender que no me apoyaría. Y ese fue el momento en el que mi corazón terminó de romperse por completo. Sequé mis lagrimas de forma brusca y mordí mi labio para evitar volver a llorar.
–Iré a recoger mis cosas–Subí a mi habitación lo más rápido que pude y pegué un portazo. Desde aquí arriba podía escuchar como ambos discutían y se echaban la culpa mutuamente. Agarré mi maleta y puse todo lo que cabía ahí dentro. Aunque las lágrimas no dejaban de caer y mi corazón se contraía no me permitiría volver a llamarlos padres, porque no se lo merecían. Luego de llamar a Rebecca y preguntarle si podía quedarme con ella durante un tiempo me tiré en mi cama. Sería la ultima vez que lo haría. Miré hacia mi escritorio y vi todas mis fotos, una de ellas estaban las personas que me dieron la vida. Me levante bruscamente y tiré el cuadro al piso de forma violenta. Luego de golpearlo varias veces contra el piso hasta el punto de hacerlo trizas, saqué la foto y le di una ultima mirada, para luego romperla en mil pedazos.
Agarré mi maleta y salí de la casa en la que había crecido, con el corazón hecho trizas, pero mi cabeza siempre en alto.
¨Saldremos de esta, te lo prometo¨ dije a la nada y emprendí mi camino hacia una nueva vida, alejada de todo.
*Fin del FlashBack*
~~~
Esperamos que les haya gustado :D En unos días subiremos el primer capítulo
Por favor, si notan algún error no duden en hacérnoslo saber. Las críticas constructivas no nos molestan ;)
Saludos con sabor a manzana de chocolate :-*
YOU ARE READING
Lo menos esperado
Teen FictionSobre el retrete estaba un pequeño pedazo de plástico que con tan solo marcar dos rayitas podría cambiar totalmente las cosas. Lentamente me fui acercando hasta tenerlo entre mis manos temblorosas, estaba dado vuelta por lo que no podía ver el resul...