Ese Brillo En Tus Ojos (Dramione)

SUS OJOS

Al siguiente día, Hermione se levantó de muy mal humor, pues no había dormido nada por estar pensando en Malfoy, oh sí, en ese maldito hurón oxigenado.

No sabía por qué, pero su mirada de hielo causaba que una corriente recorriera todo su cuerpo.

Sabía perfectamente que había comenzado a tener sentimientos por él desde tercer año, cuando lo golpeó en la cara, pero no podía, simplemente ella no podía querer a un tonto niñato malcriado como Malfoy.

Como pudo, se levantó de la cama, se vistió y bajó al Gran Comedor a desayunar.

Al llegar, se dió cuenta de que todo estaba prácticamente lleno, así que supuso que ya era tarde y comenzó a caminar hacia la mesa de Gryffindor.

Harry y Ron aún no le hablaban, así que se puso a buscarlos para no sentarse con ellos, pues le resultaba bastante incómodo.

Estaba buscándolos por la mesa, hasta que escuchó la voz de Ginny al otro extremo de la mesa:

-Hermione! Ven, siéntate aquí, está vacío-

Hermione se aseguró de que Harry y Ronald no estuvieran ahí, y se sentó al lado de Ginny.

-Hermione, estás bien? Te ves un poco mal.-

-Sólo estoy un poco cansada, éso es todo.-

-Segura que no estás enferma?-

-No te preocupes Ginny, estoy bien, sólo que anoche no dormí demasiado bien, pero gracias de todos modos.-

Ginny se había vuelto la mejor amiga de Hermione desde hace un tiempo, pero aún así, prefería no contarle lo de Malfoy.

Estaba pensando en él, cuando lo sintió, de nuevo esa corriente recorrió su cuerpo y miró y se encontró de nuevo con su mirada, y sin poder evitarlo, le sonrió.

Draco se sintió confundido por un momento y apartó la vista. Hermione nunca le había sonreído, y que lo hubiera hecho por primera vez, sin razón, le causaba una extraña sensación.

Pasó el día, y ni Draco ni Hermione podían siquiera cerrar los ojos.

Draco aún recordaba como Hermione, la sangre sucia, le había sonreído cuando él la había mirado.

Por otro lado, Hermione se sentía mal y como una tonta.
Cómo había podido sonreírle a él, a Draco Malfoy, su peor enemigo?

Lo único que podía preguntar era:

Por qué?

Y la única respuesta que pudo encontrar fué:

Sus ojos...