D-225

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Desde el día que fui a la casa de Taeyong estaba tratando de evitarlo, aunque era inevitable por que:

1. Íbamos al mismo colegio
2. Vivíamos a menos de 1km.

Aun así trataba de ir en dirección contraria o correr.

Pero deje de huir de él hasta ese horrible jueves.

Estaba en las duchas, llego Yoon Oh y me volvió a golpear, esta vez mis costillas dolian horrible, tenia un ojo morado, el labio partido y mi nariz se veía algo chueca, cortesía de una patada de Yuta. Lo único que quería era llegar a casa y ahogarme en mi miseria.

Llegue a mi jaula de oro, y subí a la segunda planta, donde se oían gemidos, pense que eran mis padres después de tanto tiempo estar separados, hasta que escuche la voz de mi madre gemir el nombre de otro hombre. Solo corrí a mi recámara y me encerré.

¿En que momento mi vida se había vuelto un asco? ¿En que momento mis padres se habían dejado de amar? Y sobre todo ¿En que momento deje de ser su todo y pasar por completo a 2do plano?

Si hace unos años me hubieran dicho que me iba a volver rico pero iba a ser asquerosamente miserable, me hubiera reído en su cara, porque ¿quien podría estar triste cuando tienes tantos lujos?

Pero ahora realmente veía que el dinero no daba felicidad, ni siquiera satisfacción.

Empecé a llorar y me encerré en mi baño para que no se escucharan mis sollozos, me vi en el espejo que estaba arriba del lavabo, alze un poco más la mirada y vi una pequeña navaja. Solía usarla para depilarme.

La tomé y me mire al espejo de nuevo. ¿Quien era aquel desconocido? El chico del reflejo estaba hecho un asco, no estaba arreglado, tenia los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Definitivamente aquel chico no era yo, yo solía sonreír, siempre estaba arreglado y siempre tenia la atención de una preocupada y cariñosa madre y un sobre protector padre,

Pegue la navaja a la piel de mi antebrazo y empecé hacer pequeñas y finas lineas, cada corte era cada día en esta maldita ciudad, cada golpe que recibí por Yoon Oh, cada humillación que recibí, cada beso que John y Mark se daban a mis espaldas, cada vez que mis padres se eran infieles, cada vez que yo me sentía infeliz.

Y cuando termine, mi brazo estaba lleno de sangre, pero por primera vez me sentía en paz....

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#Kay

365Donde viven las historias. Descúbrelo ahora