Una noche normal.

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El estrés era demasiado y lo único que quería hacer era dormir el resto de la noche, olvidar la escuela, su trabajo de medio turno y las cientos de personas que le pusieron mala cara en la tienda donde laboraba.

Además de el sin fin de tarea que tenía que entregar para la siguiente semana.

"Es un asco"

Se quitó la bufanda, aventándolo por algún lugar de la sala, luego el abrigo que cayó por el pasillo, y así cada prenda hasta llegar a su habitación con tan solo una camisa medio abierta y el bóxer que dejaba al descubierto la blanca piel de sus largas piernas.

Detuvo sus pasos al notar algo inusual, inusual y triste para especificar. Su cama estaba vacía; frunció el ceño, soltó un largo y doloroso suspiro, yendo despacio hacia el colchón y dejándose caer de espaldas, con los brazos extendidos, totalmente derrotado.

-¿Dónde demonios te metiste esta vez? ­-las palabras salieron en un somnoliento susurro, sus párpados pesaban como si tuvieran piedras sobre ellas.

El hecho de que cierta persona no este dónde debía arruinaba sus planes de "envolverse lentamente en sus brazos hasta que el sueño lo tumbe o que pase algo interesante", y cuando piensa en "interesante" obviamente habla de sexo.

No le importaba tener algo de acción antes de caer como peso muerto por el cansancio.

Cerró los ojos, acarició el colchón, imaginando que tenía un delicioso cuerpo bronceado encima de él, se relajó dejándose llevar por las sensaciones, flexionó las piernas cuando sintió un ligero hormigueo en su ingle.

-Tonto MinHo –habló todavía con los ojos cerrados.

Sus fantasías que ya comenzaban a tomar formas definidas se vieron interrumpidas cuando algo chocó contra su frente.

-¿Quién es el tonto?

El rostro de MinHo fue lo primero que vio cuando su vista se aclaró, un irresistible rostro con el ceño fruncido, los ojos entrecerrados y las manos en las caderas.

Irresistible.

Pensó en que debía estar muy adentrado en sus pensamientos porque no escuchó en que momento entró en la habitación.

-¿Cuántas veces te he dicho sobre tu ropa? –señaló con el índice el camino de prendas que llegaba hasta la habitación.

Cuando TaeMin miró hacia su desastre y luego hacia MinHo, hizo su ya acostumbrado puchero infantil dejando en claro que haría lo posible por evitar este regaño. Giró el cuerpo para quedar boca abajo y suspiró, una vez más, cansado.

-TaeMin –le llamó con advertencia.

-Solo es ropa -se quejó contra el colchón.

-No, no solo es ropa. Este es nuestro departamento, de ambos, donde dos...o al menos una de las dos personas que vive en ella intenta que no se vea como un chiquero.

Un suspiro más, habían tenido esa misma discusión un montón de veces, parecía algo que no tenía importancia, pero reconocía que de vez en cuando se entregaba a la holgazanería y no limpiaba el departamento (o hacia sus deberes) como acordaron desde que empezaron a habitarla.

Así que, la respuesta de TaeMin a esa acusación, fue un simple quejido.

¿A quién engañaba? Era un holgazán cuando de limpieza se trataba.

Por un segundo intentó levantarse pero los brazos y piernas se sentían tan pesados que lo único que pasó por su mente fue tirar de MinHo y enroscarse a él como había planeado desde el inicio.

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2017 ⏰

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