Durante la noche mientras todos nos preparabamos para dormir en el orfanato las religiosas colocaban crucificos de palma rociados de agua bendita en las ventanas y puertas, la rutina se repetía noche tras noche, una de ellas tuve la curiosidad de pregutar sobre el por qué hacían ese ritual tan rutinario noche tras noche sin falta, a lo que la madre más grande, una monja de avanzada edad y gran experiencia pero con mal humor me respondió «es para que el demonio no te areanque el corazón mientras duermes. Pues él suele entrar a las casas donde hay mocosas como tú para tomar sus corazones entre sus manos envueltas en fue en fuego
Vaya respuesta, realmente no me esperaba tal cuento, pues pese a que soy un mocoso, no creo en dichos seres ni el diablo ni en dios.
Pasaron las semanas y cada noche me repetía que era ridículo lo que la madre me había contado. Así es que una noche tome la decisión de remover uno para demostrar que no había nada que temer.
Las doce de la noche y me levanto con sigilo de la cama para no despertar a nadie, me muevo con cuidado entre las camas pues todo esta penumbra y no quiero tropezar, al fin llego a la ventana más próxima y me dispongo a remover el crucifico, al tocarlo me percato que aún esta humedo «que locura», lo remuevo. Uno, dos, diez, cuarenta minutos y nada, comienzoa pensar que o es una mentira como ya lo suponia o bien el demonio estaba muy ocupado en otros lugares esa noche, asi que regreso la cruz a su lugar para no tener problemas al día siguiente, a partir de esa noche realizaba la misma acción hasta que pense que era inútil y qie había probado mi punto, pero, en ese mismo instante otra idea se sobrepuso posecionandose de mimente, si no pasaba nada a medía noche provaria a otras horas, 1:00 a. m. Sin novedad. 2:00 a.m. tampoco pasa nada. Última noche o bueno madrugada, dan las 2:50 a.m. somnoliento me levanto de la cama prometiendome que sería la ultima vez que lo haría pues ya eran muchas trasnochadas seguidas y mis ojos se cerraban solos. Algo era diferente esa madrugada, se sentía más fría y algo en mi me decía que ni me moviera, mas sin embargo logro convencerme que no hay nada malo y logro levantarne y llgar a la ventana, tomo el crucifijo, al retirarlo, todo az de luz se desvanece y la oscuridad envuelve la habitación, poco a poco mi cuerpo se llena de miedo y es entonces cuando algo más grande y fuerte me logra levantar y arrojar a un lado de la ventana en ese momento las cruces se prenden en fuego y develan a un enorme ser encapuchado y cubierto por una toga negra que cubre todo su cuerpo espectral, comienza a andar entre las camas acercando su cabeza a los demás niños que duermen como buscando algo en ellos hasta que por fin termina, se detiene un instante y vulve a moverse, solo que esta vez directo al frente de la cama de una pequeña niña que al igual que yo no usaba ningún símbolo religioso, fue en ese momento en el cual se retira la capucha dejando ver su rostro, era tan bello y lucía una piel que cualquier chica mayor envidiaría de dorada y larga cabellera, intento ponerme de pie para verle mejor, pero en ese instante él voltea a verme y me percato que sus ojos estaban completamente negros, al mirarlos un miedo inmenso me vuelve a paralizar, acto seguido él prende en fuego sus manos de la nada, con una voz grave y profunda me dice «pese a que eres el único que no creé llevas una cruz entre tus manos por lo cual solo me dejas como opción tomar el corazón y el alma de esta pequeña desprotegida... Descuida nadie más que tú llorara por ella, pues tú me abriste la entrada a ella, gracias». En ese momento sus manos toman el pequeño cuerpo de mi compañera y con su mano izquierda atraviesa su pecho y retira su corazón envuelto en llamas. Aún paralizado, y meado del miedo veo como se retira y la habitación vuelve a oscurecerce. No pasa mucho tiempo y la luz lentamente vuelve a iluminar todo...
Termino la pesadilla pero al amanecer hay un cuerpo helado, sin alma y sin corazón tendido en su cama, como testimonio de una pesadilla de la cual no hay forma de despertar.