Capítulo 3

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El muy astuto del oficial de policía, llevó a Ana hasta la delegación; donde tuvo que responder algunas preguntas personales.

- ¿Y qué estuvo haciendo durante el sangriento acontecimiento, o por investigaciones, homicidio de la señorita Alice Clark? –Preguntó Martín, el mismo oficial nombrado anteriormente-

- ¿Acaso cree que sé con exactitud qué era lo que estaba haciendo justo en ese momento? No sé a qué hora sucedió –Respondió Ana-

- No ha sido un homicidio. Claramente ella ha tropezado. Lo que le sucedió no fue por obra de algún segundario, así que por favor, explíquese – Dijo Harold; haciendo memoria, uno de los detectives principales del caso de Shawn Connor-

- Está todo claro. No es necesario que me lo repita, Gallegos...-Le dedicó una mirada Fugaz al detective- Dígame, Ana. La verdad. Eso que acaba de decir no es una respuesta.

- Si no lo fuera, no la hubiese dicho. ¿Por qué mejor no confiesa su excelente investigación, oficial? –Frunció el ceño mirándolo fijamente a los ojos-

- ¿De qué habla, señorita? –Comentó con su mano izquierda sobre su barbilla-

- Usted ha sido quien autorizó la investigación dentro de mi sótano, ¿no es así? –Seguía mirándolo sin quitar sus ojos de los de él-

- ¿Eso qué tiene que ver? El equipo completo lo ha hecho. No entiendo a qué quiere llegar con todo esto, señorita.

- Lo mismo opino, oficial. ¿A qué llegaremos con todo este interrogatorio en vano? Sé que usted tiene algo que ver, no me convence para nada su manera de actuar –Musitó Ana cruzándose de brazos-

- ¿De qué está hablando, señorita Parker? Es algo serio lo que dice. El oficial Martín es un hombre muy correcto –Dijo Harold mirándola extrañado-

- Ella está diciendo todo esto únicamente para no asumir que la responsable de lo sucedido es nada más que ella –Añadió el oficial Martín apoyando sus manos de la rectangular mesa gris que los separaba-

- Yo no estoy diciendo mentiras para zafarme de algo que claramente, ¡NO... HICE! –Se alteró un poco Ana, abriendo un espacio tenso en el pequeño cuarto de interrogatorios-

- No alce la voz. Mantenga la calma. Estamos lo suficientemente cerca para poder escuchar y entender con claridad sin necesidad de gritar... ¿No es así, ofi...? –Explicó Harold, siendo interrumpido por Martín-

- Usted, señorita Parker, ha inventado toda una historia de la enamorada que va a una cita con su enamorado sin tener ni idea de lo que le sucede a su mejor amiga, si es que así se le puede llamar luego de todo lo que le hizo... -Dijo Martín con expresión de enojo-

- ¡MIENTE! –Se levantó alterada de su respectivo asiento, golpeando la mesa con ambas manos-

El detective Harold, luego de un momento de tensión, obligó a Ana a retomar su lugar para poder continuar con el interrogatorio. Luego de éste, Tom (detective principal), regresó con la novedad de que no había pruebas que perjudicaran a Ana en algún sentido. Se vieron en la obligación de dejarla en libertad. Al menos hasta los momentos. Tendría que estar asistiendo cada vez que fuese necesario.

La verdad, no era fácil. Ahora estaba sola, deprimida y metida en un gran problema con el que tendría que lidiar siendo inocente. Aún no podía creer que su mejor amiga había muerto. Menos de la manera en que lo hizo. ¿Habría sido culpa de ella por pedirle que cuidara de su casa? ¿Lo habrá hecho a propósito? ¿Por qué le sucedió esto? ¿Si no hubiese ido a esa cita con Hans, esto no habría pasado? O... ¿Les hubiese tocado a las dos? Tal vez no, ella la habría protegido. Eran tantas preguntas que merodeaban en su cabeza que ya creería que se estaba volviendo loca a tan sólo el primer día de lo que sería su peor pesadilla.

(...)

- Que descanse en paz.

Fueron las últimas palabras que se escucharon en aquél tan frío funeral. Ana, toda destrozada, se acercó por última vez al ataúd de su fallecida mejor amiga. Con lágrimas en los ojos, tocó con su mano derecha la urna en que ésta se encontraba.

- Espero que puedas perdonarme. Te juro que no tenía ni idea. Yo no causé esto. Lamento no poder asistir al cementerio para darte un último adiós. Me solicitan para seguir con las declaraciones. Los oficiales y detectives creen que he sido yo la responsable de todo esto. Tú bien me conoces, Alice. Por favor, nunca me abandones –Miró al cielo por unos segundos, seguido de dejar una rosa blanca sobre ella- Hasta luego, Alice.

Al llegar a su destino, el oficial Hernest la atendió correctamente y a diferencia del oficial Martín, logró que Ana cediera a nuevas preguntas.

- Serán con el detective Tom, así que puede estar tranquila –Sonrió-

Hacía tiempo que no veía una sonrisa de parte de alguien. Ni siquiera de ella misma. Todo había sido oscuro y nublado.

- ¡Señorita! –Exclamó Tom detrás de Ana-

- Detective, aquí estoy. ¿Qué ha sucedido ahora? –Volteó a verlo con sus ojos completamente apagados-

- Venga a mi oficina –Caminó por un largo pasillo, al cual sólo se les tenía permitida la entrada al personal judicial-

Ana sólo lo siguió sin entender qué estaba sucediendo. Sólo sabía que quería ir a casa a descansar. No había dormido nada la noche anterior. Eso es lo que sucede cuando tienes muchas cosas en qué pensar. O cuando la ley quiere accionar sobre ti de manera injusta.

Al llegar a su oficina, Tom prosiguió a asegurarse de que nadie estuviese viéndolos. No quería levantar sospechas de nada. Ana, por otra parte, sólo hacía lo que el detective le indicaba.

- Toma asiento –Le dijo con educación sentándose en su respectivo puesto-

- Muchas gracias –Se sentó un poco insegura- Este lugar es un poco alejado de todo, ¿no? ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué me trae aquí?

- No se asuste. Sólo quiero enseñarle algo, que no he querido mostrar en los informes de investigación, ya que... -Suspiró resignado- también sospecho de que Martín no está haciendo lo correcto

- ¡LO VE! -Gritó un poco en su expresión-

- ¡Shhhh! Por favor, señorita Parker

- Lo lamento. Pero... Dígame, ¿qué es eso que me quiere enseñar? ¿Algo malo? –Comenzó a jugar con sus manos frotándolas mutuamente. El nerviosismo la carcomía-

- Bueno, comenzaré con que esto debe quedar únicamente entre nosotros. Por eso la he citado aquí. Considero que tiene la suficiente madurez para conllevar todo esto –Entrelazó sus manos colocando sus codos sobre el escritorio-

- Por supuesto que así es, detective. Yo puedo con esto. Ahora dígame qué es...

Se limitó a abrir una gaveta de su escritorio. Al parecer no encontraba lo que buscaba. Levantaba hojas y carpetas, pero no conseguía aquello tan misterioso. Hasta que, mirando los ojos de Anabella, sacó un sobre algo desgastado.

- Es esto –lo colocó sobre el escritorio justo al frente de Anabella- Ábralo

- ¿Qué contiene? –Lo tomó entre sus manos-

- Sólo... Ábralo, señorita

Ana cuidadosamente abrió el sobre para saber qué contenía. Aunque la verdad no tenía ganas de leer, sólo quería descansar... Descansar. ¿Qué tan difícil se le haría?

Al terminar de abrirlo, con muchos rodeos, pudo ver que la famosa carta, era sólo una hoja en blanco que apenas contenía una sola oración con 11 palabras, escrita con una letra que se la hacía conocida. ¡Claro! Aquella carta que escribieron los ángeles de los hijos de sus vecinos. Es que la recordaba claramente. Esa perfecta y tétrica caligrafía. Sólo se le vinieron a la mente las palabras de aquella carta que recibió una vez...

"Así como a ella, también a ti

SC xx"

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⏰ Last updated: Apr 07, 2017 ⏰

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Criminal Adventure ||Adam Levine|| ~Español~Where stories live. Discover now