Stockholm Syndrome. (narry)*

segunda parte,

Capitulo aburrido, faltas de ortografía, del vídeo pueden reproducir el primer minutos, así desean aprender los acordes pues completo y así, no es lo mejor que he escrito ;V

Fue desconcertante cómo logró llegar a casa luego de aquello sucedido en las taquillas del gimnasio. Por un momento pensó que fue un sueño muy vivido, pero al sentir las piernas aún temblorosas y la piel caliente de sus palmas queriendo repetir la sensación del tacto en las caderas del rubio, olvido sus sueños y se enfocó en el maravilloso recuerdo.

Niall, sus suaves labios rosas, piel lechosa pecaminosa, ojos oscurecidos consumidos por el momento. Un escalofrío recorre su espina dorsal y la moto titubeo por la repentina pausa en la velocidad.

Luego de bajar de la motocicleta, entrar a casa y saludar vagamente a su padre, subió las escaleras aun con las rodillas temblorosas, tomó una ducha esperando relajar los músculos tensos. Froto suavemente su espalda, donde tenía líneas rojas las cuales ardían por el agua caliente, medias lunas abiertas en la piel de los antebrazos gracias a las uñas romas de Niall, y apenas con el tacto el jabón le causa escozor.

No cambiaría ni un sólo maldito segundo en aquellas taquillas.

Al otro día despertó dolorido pero con una sonrisa, come el cereal con una sonrisa y viaja a la escuela con una sonrisa.

Entonces al entrar en la calzada, coches pertenecientes a la policía, con las sirenas apagadas rodean la entrada, Harry sin dejar de mirar la entrada apenas estaciona la motocicleta y camina, nota el ambiente en el pasillo, los chicos en pequeños círculos susurrando mientras las miradas acusatorias lo apuntaban.

Gira en el pasillo tratando de ignorar la repentina atención, enfocándose en escuchar las canciones en el reproductor de música y buscar a Niall entre la gente, pero en sus intentos choca con el hombro e alguien obligándose a retroceder, es Liam quien con mueca seria le dice-: "Te lo dije."

Harry dudoso espera una explicación, pero Liam sigue caminando y le deja en la mitad del pasillo, Harry va con dirección a su taquilla, dejando a Liam atrás, pero el área está llena de personas, oficiales de la policía rodean su locker abierto, la directora y los agente lo miran sobre de las cabezas de los curioso quienes abren una brecha para que Harry entre al lugar acordonado, sólo así, Harry, frente al locker nota ahí dentro el gran frasco con hierba descansando impasible sobre sus libretas.

...

Es la curiosidad traicionera lo que lo lleva a sentarse en las gradas aquel día en la tarde, de entre los asientos más altos, usando la capucha de la sudadera mientras sus ojos se ajustan a los movimientos de las piernas delgadas del rubio alegre, quien (Perrie dijo que su nombre era Niall, nativo de Irlanda y rubio de botella), -lo cual a Harry no podía importarle menos cuando el chico poseía esos ojos de azul bebé y piernas flacas-, corría calentando para lo que sería su práctica en la próxima hora.

Desde aquel inesperado encuentro en su segundo día en la secundaria, Harry había avistado al rubio revoloteando como la mariposa social que era, ridículamente carismático y con mucho entusiasmo entregando sus volantes de colores y pidiendo amistosamente que todos se unieran al club de fútbol.

Harry había sentido aquélla maravillosa sensación cálida en su estómago sólo una vez antes en su vida, fue Nick, un chico de Cheshire que conoció cuando tenía seis años. Nick y sus cabellos puntiagudos bajo mucha vaselina, Harry intento tocarlo y recibió un manotazo de Nick.