El sol se ocultaba tras las ramas de los árboles, casi anochecía. El aire soplaba con violencia, haciendo caer las hojas rojas y naranjas de los árboles, estaba a un paso de terminar el otoño para abrir camino al frío invierno y con él se avecinaba la blanca nieve que cubriría los alrededores.
Aiden estaba rendido y agotado... Destrozado, pero eso no le impidió seguir con su andar. Había llegado a ese país para huir al lado de Vivian, no quería dejarla, era una perfecta compañía y porque era lógico, sí se quedaban les buscarían los lobos, tal vez no, pero no se iban a arriesgar a un encuentro más, incluso en los países vecinos podría estar en peligro, y eso los había llevado a aquel país tan alejado de su hogar en Rumania, Bucarest, lo había llevado a la tierra nórdica llamada Dinamarca.
Habían seguido adelante, Aiden y ella viviría en ese país, y así fue... durante tres semanas.
Pronto Vivian le dejaría abandonado con lo que un día él había recriminado cuando supo de su naturaleza como mujer lobo... lo que parecía peor era que podía recordarlo con mucha claridad y se maldecía por haber dicho esas palabras.—"Sí hubieras pensado en mi, no te habrías acercado"
Sí, había metido la pata con ese comentario, pero al momento de decir aquellas palabras no estaba pensando con claridad, estaba asustado y Vivian al final le hizo caso. Un día simplemente no volvió al departamento que ambos rentaban. Un mensaje de voz fue el adiós.
—"Nos encontraron. Perdóname, tenías razón, nunca debí involucrarte. Adiós".
Sí, un mensaje de voz en una contestadora y por eso estaba ahí caminando en medio del bosque días después de quedarse sólo, totalmente sólo y con la esperanza de encontrar a la mujer Lobo que había robado su corazón. Al menos una vez más para despedirse.
Él lo quería así, quería olvidarle y estaba dispuesto a hacerlo sí tan sólo ella se lo pedía, pero necesitaba verla para eso, para ver sus ojos.
Lo aceptaría porque entendía que había hecho un sacrificio aquella chica después de todo, y ella no quería darle una vida de fuga a la persona que amaba, simplemente no dejaría que los suyos volvieran a lastimar al humano que le había dado la mano aún contra todo pronostico, ella no los dejaría y por eso tenía que separarse de él. Era lo mejor para él y Aiden lo entendía, pero eso no quería decir que lo aceptara.
La chica no volvió a contestar el teléfono, mucho menos los mensajes. Se había quedado sólo en un país desconocido en el que apenas y podía hablar el idioma. Tenía que usar su inglés para casi todo. Ahora no parecía que algo fuera a valer la pena, todo ese esfuerzo se había ido muy lejos al lado de Vivian.
Aiden continuó adentrándose a aquel bosque, sin rumbo sintiéndose perdido no solo en un aspecto físico. No importaba ahora si regresaba temprano o no regresaba sin más. Ya no había nadie que le esperara en casa.
Realmente nunca lo hubo...
Quiso engañarse y ahora se daba cuenta. ¿Una mujer Lobo y un humano? ¿En qué estaba pensando cuando pasó eso? ¿UN HOMBRE LOBO? Eso solo existía en sus cuentos y seguro no pensaba con la cabeza, o al menos no con lógica. Era difícil una relación entre personas comunes, ahora no quería imaginarse los problemas que tendría con Vivian sí realmente llegaban a estar juntos. Seguro en un arranque de furia Vivian le terminaría matando.
El frío aumentaba y él no estaba bien preparado para ello. Se abrazó a sí mismo al sentir una ola de aire calarle hasta los huesos a pesar de sus prendas cálidas. De hecho parecía que a cada paso que daba hacia más frío, pero eso no lo detenía.
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Maldecido por la soledad.
FanfictionAiden es abandonado por Vivian en Dinamarca y el destino le lleva a escuchar un viejo cuento, "La maldición del hombre triste". Una maldición que condenó a un hombre llamado Lucas a permanecer solo para siempre, pues su tacto es muerte y su cariño e...