Capítulo 11

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Era tarde cuando Kageyama llegó de las actividades del club, había ido para despejar su mente. Se sentía vacío desde que su madre le había dicho aquella noticia y más le ponía mal que Hinata no había dicho nada al respecto.

Solo había asentido y Kageyama se sintió fatal, pero no tenía el más mínimo derecho a enojarse con el menor.

Era mejor que estuviera con un familiar, según su madre. Pero no quería separarse de él, sentía que iba a perderlo para siempre y no quería eso. No quería alejarse de Shouyou.

Cuando salió del baño, bañado y vestido con su pijama, escuchó un golpe en su pieza y corrió, imaginándose lo peor.

Pero ahí estaba Hinata, en el suelo, tratando de tomar una fotografía de su madre y hermana que había traído de su casa.

— ¿Estás bien? — Kageyama lo dejó sentado a los pies de la cama, dándole la fotografía. El menor se quedó mirando la foto mientras Kageyama arreglaba su uniforme para mañana.

El cantar de los pajarillos era lo único que se escuchaba, Kageyama trataba de hacer el menor ruido posible para no molestar al menor.

Le dirigió una mirada a Hinata, y lo encontró con los ojos en él. Sus miradas se encontraron y miles de sentimientos cruzaron por el pecho de Kageyama, que no pudo contenerse y abrazó a Hinata, tratando de no llorar.

No quería que se fuera.

Quería estar con él.

Quería eliminar su error...

Sintió las manos de Hinata en su espalda, estrujando la polera que traía puesta y se alejó para mirarlo.

Juntó sus labios con los del menor y una tristeza invadió su pecho, no pudo controlar sus emociones y las lágrimas mojaron parte de su rostro.

— Deberíamos arreglar tus cosas... ¿no crees? — susurró, limpiando su rostro—. Mañana te vendrán a buscar.

¿Por qué? | Haikyū!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora