03 de Febrero.

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Y lloró, otra vez. Pero no por él, ella lloraba por ella misma. Por permitirse confiar en alguien qué no merecía tal honor. No sabía qué le dolía más, el haberle entregado tanto, oh el dejarse hacer chiquita por alguien qué no valía la pena. A la pobre se le carcomía el alma, sufría de transtornos del sueño y del hambre. Estaba bajando de peso y no sabía si era bueno o malo, pese a todo ella ahí seguía. De pie y chingona. 20 años y una larga historia de relaciones qué siempre terminaban de la misma manera le habían enseñado muchas cosas, sobre el amor y el engaño. Pero pese a todo siempre seguía confiando. Siempre se seguía entregando.  ¿Como saber quién lo merecía y quién no? Ya está cansada. Ya estoy cansada.

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