Poema quinto

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Me pierdo en el abismo de tus ojos negros

Y al llorar ni el consuelo de los recuerdos me tranquiliza

susurro tu nombre hasta en mis sueños

No he dejado de sonar

De pedir

Y de rezar

que tu partida haya sido una pequeña mentira que destino me jugó

y cuando abro los ojos

muero una vez más

al percatarme que solo mis ilusiones me las lastiman más

al engañarme a mi misma

que todas estas cartas que te escribo en las mañanas

regresarán
Y que tu sonrisa  más que perdida esté escondida
Bajo el manto del sueño más profundo
Del que un día despertarás

Me caigo ante el altar de todos los Dioses
Rogándoles que permitan clemencia
A esta triste mortal
Cuya vida está llena de inmundicia ahora que tú ya no estás
Y ya me he cansado de llorar
El mar me rechaza
Dice que lo hago llorar
Y me quedo sola
Con frío y sin tus brazos
Qué perdida una está sin aquel que la ha amado más que a nadie en este mundo
Y muero un poco más.

Poesía para los descorazonadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora