San Valentín (Intro) | EXO

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por JHS_LCFR

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por JHS_LCFR


Técnicamente sólo seis de ellos se habían reunido para hornear galletas y bombones.

Y cada uno se había regocijado en su silencio, guardándose el nombre del destinatario de semejante cantidad de chocolatitos, bolsitas con listones y cartitas chillonas con perritos abrazándose o gatitos enroscando las colitas en forma de corazón, como si el amor brotase hasta de debajo de las baldosas, bien gordo y pomposo.

Tan ruidoso y meloso como para causar una sobredosis de miel, una inminente diabetes incurable.

Cuarenta minutos después, y de forma inexplicable, habían terminado allí los doce, en rondita y mirándose con pena, con vergüencita, antes de echar un vistazo a... quién sabe, sus agujetas probablemente flojas, alguna posible pelusa en su suéter o costura deshilachada en su pantalón, ¿Verdad?

Ni siquiera Junmyun, que había decidido prestar la casa, sabía cómo habían terminado en aquella situación.

Si bien ciertas parejas resultaban obvias (Junmyun quería simplemente acariciar la espalda de Jongin para calmarle la mirada de depredador sobre el pobre Soo, que transpiraba mares y parpadeaba sin parar), alguno que otro jugaba a hacerse el distraído, mordiéndose las uñas o contando los pliegues de las cortinas.

Y ese tipo de cosas hacía que todo fuera mucho más difícil.

¿Qué pasaba si alguno resultaba rechazado delante del resto?

¿Qué sucedía si alguno se declaraba a alguien que ya estaba saliendo con alguien más, y que pretendía usar esa fecha para pública su.. su situación, su cosa?

—Bueno... —carraspeó el morocho al fin, llamando la atención de los otros once—, ¿Debería subirle al termostato o...?

—¡Yo voy! —bramaron Yifan y Chanyeol al unísono, uno más torpe que el otro a la hora de levantarse y correr hacia la pared más alejada del círculo de sillas y sillones blancos y mullidos.

Los manotazos que se echaban resonaban por todo el departamento, tanto como para tapar los sutiles y escurridizos pasos de Yixing en su huida hacia la cocina para robar más galletas, porque la canasta que abrazaba había quedado vacía.

—Voy a lavarme las manos —tartamudeó Baekhyun, luchando por librarse de la prisión en la que se había convertido su puff.

—Espera, yo también quiero —anunció Kyungsoo, aferrándose a su manga para frenarlo y sacarle uno o dos centímetros de ventaja en la carrera.

—Creo que este San Valentín ha sido el más bochornoso de toda la historia —comentó Jongdae, abriendo su caja de chocolates—. Ten —anticipó antes de despegar el moño de la caja y pegarlo directamente sobre la cabeza de Minseok—, que todos se enteren a quién vine a buscar hoy.

—¡Eh! —bramó Sehun, y Junmyun entró en pánico ante la idea de un triángulo amoroso destruido y una futura disputa en el medio de su sala—, ¡Yo compré ese moño para mí paquete!

—Mira cómo me quita el sueño tu enojo —contestó el primero, masticando con fuerza—. Diablos, sabía que tenía que ponerle menos nueces a esta cosa.

—Déjalo, Hun —le tranquilizó Luhan, acariciándole el hombro—, con las veinticinco rosas y las dos cartas alcanza.

—Muchachos... tranquilos.

—¡Tao se está comiendo las frutillas! —bramó Yixing de repente.

—¡Gege!

—Muchachos... —suspiró Junmyun, escuchando alboroto en el baño.

—¡Piedra le gana a Tijeras, Kyungsoo, ahora déjame usar el baño!

—¡Tienes las manos limpias!

—¡Quizás no estás entendiendo para qué te estoy pidiendo el baño!

—¡Junmyun —gritó Tao—, Yixing se llevó mis fresas!

—Jongdae, deberíamos irnos.

—¡Vas a romper el termostato, Yifan!

—¿¡Y cómo mierda quieres que lo entienda si los botones están en coreano!?

—¡Chanyeol, ven al baño, por favor!

—¡Kyungsoo!

—¡Déjame comer en paz!

—Jongdae hyung, ¡Dame mi moño!


***

Junmyun cerró con fuerza y pujando con sus dos brazos antes de manotear la pared en busca de las llaves, descolgarlas y echarle el seguro al pestillo.

—La paciencia te duró poco —sonrió Yixing, tirando un nuevo tallo de frutilla al montón que había armado sobre una compotera pequeña.

—Nadie iba a barrer de todos modos —suspiró el otro, dejando caer la cabeza y buscando la escoba con los ojos—, mira el desorden... tanto chocolate pegoteado y pisoteado... dios mío.

—Lo limpiaremos mañana.

—¿Estás loco? —bramó Junmyun, desatento a los pasos del chino que, igual de raudo y silencioso, se acercaba por detrás suyo—, no puedo irme a dormir sin...

—¿Myun?

El agarre por la cintura y el tamborileo de los dedos jugando con el cinturón no pasaron desapercibidos: Yixing gustaba repiquetear sus uñas contra el marco brilloso de la hebilla, tarareando una cancioncilla mientras mecía a su muchacho por las caderas.

—Mh —asintió el morocho, sonrojado.

Limpiemos mañana, hay tiempo para hacerlo.

The Valentine's Day Book | EXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora