Recuerdos De Una Vida No Propia (Karma Akabane X Reader) (EN EMISIÓN)

¿Quién te crees que eres?

Pasaron días desde que el resto de la clase 3-E se enteró que nuestra profesora había fallecido. Además de  comentar la famosa noticia de que algo había dejado la luna a un 30% de lo que algún día fué.

Esa noticia era alarmante para la población, pero por mi parte ya sabía que ese hecho ocurriría tarde o temprano. Mas bien mi preocupación se centraba más en el hecho de que cada día recuerdo menos mi vida anterior y lo que puede pasar en un futuro en esta dimensión.

Los recuerdos son tenues ahora, así que no puedo recordar mucho sobre lo que pasará en unos meses por aquí, además de olvidar mi infancia por completo.

Quitando la preocupación de enfrente, los preparativos para que koro-sensei aparezca no tardan en llegar, y por lo previsto apartir de mañana koro-sensei será nuestro nuevo profesor.

Al día siguiente llegaba con la idea de que ese pulpo gigante aparecería junto con sus intenciones de enseñar, pero al llegar no hubo nadie ¿acaso aparecerá me habré equivocado?

Kayano no tardó en hacer su aparición y en cambiarle el look a Nagisa. Parece que los dos se llevan bien juntos así que decidí cederle mi asiento a Kayano-san, ella se negó con la excusa de no ser una molestia y se ubicó en uno de los ultimos sitios al fondo del aula.

Más tarde fue cuando el pulpo extraño hizo su aparición estelar seguido de nuestro nuevo propósito y misión principal, la cual era: Matar a Koro-sensei. Por el momento no tenía nombre pero Kayano no tardó en colocarle el famoso y conocido por todos: nombre de "Koro-sensei"

Pasaron los días y al parecer, para mis ahora escasos recuerdos, el aula estaba completa, pero me equivocaba.
Salí como un día normal de casa, y con una tostada en la boca, me dispuse a caminar a la secundaria cuando alguien pasó corriendo por mi lado, ocasionando un golpe en mi hombro, el cual hizo que mi tostada volara ¿quién se creía él que era? No llegué a ver su rostro ni nada significativo con lo que pudiera identificarlo ya que dobló la esquina, pero me quedaría pensando en lo que acababa de pasar por un rato más.

De mala gana seguí caminando mientras seguía pensando en cosas como "¿no pudo pedir disculpas?" "¿como se atreve?" "¿quién se cree que es?" mientras caminaba.

Llegué a un punto en el cual me perdí no sabía por donde voltear o que camino seguir, ya que la ruta que siempre tomaba estaba bloqueada. Comenzé a preguntar a la gente de alrededor por dónde podría ir, y para mi suerte al cabo de 25 minutos me pude ubicar bien. Gracias a la ayuda ajena que la gente me brindó ya casi estaba llegando a la clase 3-E

Seguí mi camino. Cuando cerca a las escaleras de la 3-E pude presenciar una pelea, al parecer eran tres contra uno, pero al contrario de lo que se puede esperar, el que iba ganando era la persona que combatía sola.

¿Quién era? Eso no me importaba, pero algo me hizo fijarme en la pelea, unos cabellos rojos y una mirada mercurio psicópata fueron los que me llamaron la atención.

¿Como era que no me había percatado de su ausencia? Y lo peor de todo, como nunca noté esa mirada que te mataría con verla.

De inmediato seguí caminando, no quería seguir viendo esa escena. Un pelirrojo victorioso alzó la mirada, mirada que por desgracia topó con la mía, unos ojos mercurio fueron los que me dieron la alerta por instinto de correr.

-¿Cómo es que no me dí cuenta de la ausencia de Akabane? ¿Y como fue que salió ese lado obscuro que no conocía de él? - dije agitada mientras corría.

Cuando llegué a la cima de la colina de la 3-E bajé mi ritmo y descansé por unos segundos, para luego seguir caminando hacia el aula.

Al llegar, él ya estaba sentado en su sitio habitual el cual había visto en el anime. No paraba de mirarme sin expresión alguna y eso me alteraba. Era obvio que había notado que presencié su pelea, lo que no me cabía era si es que estaba enojado por ello. -¿Por qué debería de estarlo? -Me dije a mi misma obtener tranquilidad por mi parte, tranquilidad que Akabane logró quitarme con el hecho de simplemente mirar esos ojos mercurio que me alertaban algo.