Capítulo único

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Es el primer TaoSoo que hago a petición de una bella personita a la que adoro muchísimo, pese a conocerla de poco tiempo, @Aiko_Huang . Aprovecho para decirle que la adoro, así como para invitaros a que visitéis su cuenta y sus maravillosos fics. Escribe genial. No os vais a arrepentir. Espero que os guste este drabble, especialmente, a ti, preciosa <3

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Hacía tanto tiempo que había perdido la esperanza, que no recordaba cuándo había sido la última vez que se había parado a disfrutar del paisaje. Aunque la belleza de aquel auténtico paraíso no pudo pasar desapercibida para su tristeza. Llevaba tanto tiempo encerrado y postrado en una cama, que se le habían olvidado cosas tan simples como el olor de las flores, el estrés causado por el tráfico o el tacto de la nieve. Agradeció la desobediencia de sus últimos días porque, gracias a ello, estaba ahora disfrutando de ese ambiente frío que lo hacía tiritar. Podía parecer tonto, pero aquello le hacía saber que seguía vivo, que, pese a que su vida se apagaba poco a poco, aún luchaba por quedarse en aquel mundo. Huang Zi Tao nunca se había caracterizado por ser un chico desobediente, por eso se le hacía raro estar yendo en contra de las directrices del doctor. Había llegado hasta el patio del hospital sorteando a las distintas enfermeras que caminaban apresuradas por los pasillos y a los doctores que, de tanto en tanto, salían de sus consultas para tomar un poco el aire fresco. Odiaba lugares como ese. Siempre le habían parecido lugares tristes y sin vida, además del horrible olor que desprendían.

Dio el primer paso hacia lo que él consideraba el paraíso, pudiendo sentir la frialdad de la nieve y cómo esta se derretía gentilmente bajo sus pies. Le pareció tan delicada, tan débil, incluso más que él en aquellos momentos. Por eso, atrapó en su mano algunos de los copos que bajaban del cielo. ¿Se convertiría él en algo tan hermoso? Así como su vida se iba desprendiendo de su cuerpo, la nieve dejaba paso al agua cuando sentía el calor que su cuerpo desprendía.

Decidido a que su insubordinación valiese realmente la pena, dejó caer la manta que había sobre sus hombros y se tumbó en el suelo para hacerle compañía a la blanca novia que ahora lo envolvía en su seno mientras él seguía admirando los algodones de hielo que cocinaban las nubes. Pero fue un suceso que no se esperaba, lo que llamó verdaderamente su atención. Una mariposa, amarilla y negra, se posó en uno de los dedos de la mano que alzó hacia el cielo. Aunque extraña, esa situación se le hizo hermosa. Más aún, cuando la mariposa pasó a posarse a su lado en el suelo para convertirse en una persona a la que él conocía perfectamente. Una persona a la que llevaba extrañando desde hacía dos años y medio.

No quería buscar una explicación a cómo era posible que KyungSoo estuviese allí, a su lado, acariciando su mejilla como si nunca se hubiese ido para siempre. Su silueta era tan brillante, tan hermosa, tan perfecta. ¿Esa era la otra vida? Sin duda, quería ir hacia ella para estar con KyungSoo, con esa persona que le había permitido conocer el primer amor en sus cortos diecinueves años de vida. Tao cerró los ojos para disfrutar del contacto de su amigo por última vez, aunque sabía que pronto estaría a su lado.

Lo que Tao no sabía era que su final se encontraba más cerca de lo que nadie esperaba. Aquella tarde, sobre la nieve, un joven de diecinueves años murió en el patio del hospital mientras compartía los últimos minutos de su vida con aquel paraíso que le hizo cerrar los ojos con una dulce y amplia sonrisa.

Lo que no pudieron saber los médicos, ni tampoco la ciencia, fue, que esa misma tarde, dos mariposas surcaron el cielo mientras revoloteaban una alrededor de la otra. Lo que no sabía nadie era que esas dos mariposas desaparecieron minutos después entre las nubes para vivir todo aquello que la vida no les había concedido.


ButterflyWhere stories live. Discover now