29 de Febrero: Un destino juntos.

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Al salir de la escuela recuerdo que tengo que ir a la biblioteca para devolver unos libros. Reviso en mi mochila para asegurarme de que están allí, y para mi suerte, no están.

Al recorrer los pasillos para regresar al salón, en la sala del director hay una mujer discutiendo con él. No le doy importancia y sigo mi camino.

Al entrar a mi salón de clases veo que mis libros están bajo mi pupitre, los tomo rápidamente y justo cuando estoy a punto de salir, me percato de la presencia de alguien.

             — ¿Acaso soy invisible?

Doy un salto, es la voz de Ethan. Joder que susto.

             —Perdona no noté que estabas ahí.

Suelta una pequeña carcajada, su sonrisa es... preciosa, Su blanca y perfecta dentadura junto con esos hoyuelos hacen la dupla perfecta.

— ¿De qué te ríes? —Pregunto confundida.

— Nada, descuida. —sonríe levemente.

— Eres Ethan, ¿verdad?

— Si, ¿cómo lo sabes?

Al parecer está confundido, realmente no sabe que es popular?

— Eres bastante popular, ¿sabías?

— No sabía que notaban mi existencia...— dice mirando al suelo

— Para ser tímido, tienes fama wey—Me rio y al darme cuenta que deje salir ese "wey" tapo mi boca automáticamente

— ¿Wey?

—Perdón, me gusta el acento mexicano y a veces se me escapa.

Ya la tenías que cagar Cassiel, va a pensar que eres rarita.

Ethan comienza a reírse, lo miro confundida.

             — Sí que eres especial. —dice secando una pequeña lagrima de su ojo por la risa.

Mi cara comienza a calentarse.

— Deberías hablar más, me dijeron que nunca...

— Eres la primera.

— ¿Qué?

— Eres la primera que me ha oído hablar... Bueno, ademas de los profesores y mi familia— baja la mirada, parece estar sonrojado.

— Oye... — comienza a hablar de nuevo.

— Cassiel —digo

— Bonito nombre, Cassiel.

Ahora soy yo quien se sonroja, por suerte está de espaldas

— Muchos tienen ideas equivocadas sobre mí, no soy lo que piensan.—dice mirando por la ventana.

Me acerco a él.

             —Pues a mí me caes bien.

Se da vuelta rápidamente, y sin planearlo nuestros rostros están a centímetros, di rápidamente un paso hacia atrás.

— Tú también me caes bien, Cassiel — se rasca la nuca, con expresión inocente.

— Ethan, fue un gusto pero llevo prisa.

— Oh, está bien, perdón por distraerte, nos vemos luego — Me dedica una sonrisa.

Salgo del salón y la mujer sigue discutiendo con el director.

Fui a la biblioteca lo más rápido que pude y devolví los libros, aún faltaba media hora para que sean las siete, así que me quede echándole un ojo a los libros.