13 años de su vida fue completamente sano, todo era feliz, no habían problemas mayores tenía una familia rígida, un papá , una mamá y una hermana, tenía todo para ser feliz, no era muy alegre, le gustaba compartir su soledad , era un niño tímido, le gustaba escuchar música, jugar en línea y dormir en los horarios que se le ocurrieran; pero no siempre Juanjo fue así, hace 5 años atrás era dulce, cariñoso, gustoso por tomarse fotos, sonreía al mundo y a la vida, lleno de energía, quizás conocía a su yo interno, que se yo.
Ah, por si se preguntan ¿Quién soy yo? , bueno soy su hermana, Martina, y esta es la historia de mi hermano, no es una gran historia, pero ocurrió de verdad, y nos marcó hasta el día de hoy, comienza así...
en el año 2012, mi mamá perdió a mi hermanito, sabíamos que sería hombre, lo notábamos porque mi mami nunca falla, se iba a llamar Juan Pablo, tenía 4 meses de gestación cuando su corazoncito dejo de latir, mi mami fue la que más sufrió, ya que se quedó con todo el dolor dentro de ella, unos meses después para ser exacta un 24 de septiembre, se enteró que tenía cáncer, ese día, marco nuestras vidas, ahí se quebró el tiempo, y no pudimos salir del agujero en que mi familia cayo, cada vez fueron pasando cosas, que nos hundieron.
Esto es una pequeña introducción a lo que paso, se preguntarán, ¿Por qué hablas de tu madre cuando la historia trata de tu hermano?, bueno, es verdad, pero la historia comienza ahí , mi hermano desde ese momento entro en una depresión, no se notaba mucho, porque él siempre se mostraba igual, pero sus notas y baja asistencia a clases lo demostraban, el año nuevo no fue muy grato, ese día hubo un pequeño incidente que casi termina a golpes, pero tranquilos, no fue dentro de mi núcleo familiar, al día siguiente decidimos a ir a un lugar llamado runge, allí mi hermano disfruto de un lindo día soleado en familia, se dispuso a escuchar las rancheras que a mi papi tanto le gustan, al día siguiente comenzó todo. Un dolor de estómago ataco a mi hermano, mi mami como pudo trato de quitarle el dolor, pero pasaron 3 días y ya el dolor era insoportable. Lo llevaron a la clínica, allí le hicieron un montón de exámenes, el panorama no era muy grato, y por los síntomas que tenía los médicos nos dieron 3 posibles enfermedades, meningitis, problemas a los riñones o pancreatitis, cada una de ellas era horrible, una tratable, otra con pocos resultados y la otra podría ser fatal. Pero como les dije, estábamos en un agujero, claramente esperábamos la más buena, pero para nuestra desgracia fue la peor, pancreatitis, ese día 5 de enero de 2013, cayó hospitalizado, un paro cardiaco casi le quita la vida a mi hermanito. Recuerdo que cuando mis padres llegaron ese día a la casa, no hicimos nada más que llorar y orar, las típicas preguntas ¿Por qué a él?, ¿Por qué a nosotros? , ¿Por qué, por qué, por qué? esos días estuvieron mal, alucinaciones, paros cardiacos y respiratorios, pésimo panorama. Cuando logro salir del hospital a las 3 semanas después, volvió a la casa, los exámenes decían que estaba todo bien, los doctores suponían que era un virus y que ya nunca más tendría problemas, que podía comenzar a comer de apoco e integrar comidas que tanto le gustaban, celebramos ese día, quizás toda la mala racha estaba acabando, paso un mes, tranquilo, sin dolor, pero el miedo estaba, de todos los médicos que vimos solo uno dijo que volvería a ocurrir, y así fue , 3 de marzo del 2013 de nuevo lo mismo, fue más corto el tiempo en el hospital, todos estaban sorprendidos de que nuevamente estuviera ahí, con ellos. Los médicos dijeron que lo mejor sería quitarle la vesícula, que así se podría mejorar y que habría un 80% de que nunca más volvería a sufrir de pancreatitis, en junio se operó gracias a la lucha y peleas de mi madre, y en agosto volvió a caer, esta vez fue más grave, un coma inducido por 5 días. Resultados de vida 5%, resultados de muerte 95%, firmen papeles, decían, despídanse de él, decían. ¿Cómo despedirse de alguien que nunca más volverás a ver? ¿Cómo entregar a Dios un niño que tiene tanto por vivir?, lo hicimos, con el dolor de nuestros corazones y con el alma desgarrada lo entregamos, su sufrimiento debía parar, era un niño que vivía una vida que no era vida. Pero el señor quiso devolvernos al Juanjo, y aunque volvió a recaer dos veces más, me siento orgullosa de tener a un hermano luchador, una familia unida y tener tanto amor. Si se preguntan que es del Juanjo, bueno el sigue igual, a punto de cumplir 15 años, y esperando el milagro de que nunca más caiga en las paredes del hospital.