3.

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Mi día en el instituto fue bueno. Mantuve la sonrisa debido a él.

La mantuve hasta que ví a alguien. Traté de pasar apresuradamente y que no me notara; pero para mí suerte sí lo hizo. Me haló de la mochila y me metió a los baños. No de nuevo.

-Vean al muñequito, ¿dónde está tu guardaespaldas?¿Johnny se llama? Como sea.- los chicos a su al rededor me miraban con desprecio.

-Déjame en paz, ¿quieres?.- tenía su mano en mi brazo,me hacía daño. Me solté de su agarre e intenté salir de ahí, pero me no me lo permitió.

-No, no quiero. ¿y que vas a hacer?- estaba tan cerca, que asco. No contesté, no podía hacer nada. Yo era débil.- Eso pensé, no eres nada.

Sentí un como me halo el cabello, otro chico me tomó de los brazos y los detuvo en mi espalda.

-¡Suéltenme! ¡Suéltenme por favor!.- el pánico se había apoderado de mí.

-Vamos muñequito, ¡sera divertido! Para mí, claro está.- rió y empezó a tocar mis mejillas, sus manos me dan asco. No podía aguantar más. Con un valor que no sé de dónde salió, escupí en su cara.

-¡Eres un hijo de perra! ¡Ésta la vas a pagar y muy caro!- Me empujó y choqué con la pared, perdí el aire.-Vas a pagarlo.-soltó dos golpes en mi rostro, uno seguido del otro.-¡Todos afuera!

Los chicos que lo acompañaban se miraron entre ellos, asustados, pero salieron.
Iba a hacerlo de nuevo.

Empezó con la camisa, seguida del pantalón. Lo había hecho tantas veces que ya no dolía físicamente. Pero sí emocionalmente.

Lloraba, pero a él parecía no importarle.

Lo hizo de nuevo. Abusó de mí.

Ya no peleaba, pues me iba peor. Salía más herido.

Terminó conmigo, tomó sus cosas y se fué, dejándome ahí, roto de nuevo.
Me vestí como pude,mi corazón dolía como el infierno. No salí de ahí, junté mis piernas y empecé a llorar, más y más fuerte. ¿cuando sería el día en que ésto acabaría?

No sé cuanto tiempo pasó pero las lágrimas ya no salen. Me paré y me dirigí al lava manos. Pase mis manos por mi cara. Su mano marcada en mi brazo, sus puños en mi rostro, dejaran moretones.

Tomé mi mochila que estaba en el suelo, busqué un cubreboca para tapar los golpes y salí corriendo de ahí, necesito llegar a casa. Necesito estar a solas.

Llegué corriendo a la estación, justo a tiempo. Subí al metro y me senté, no hice nada más que ver al suelo.

TAEYONG
Odio tener que trabajar, es muy agotador. Mis piernas arden y mi cabeza duele. Tener que escuchar a los malditos clientes quejarse sobre su comida fría o insípida es agotador.
Mi humor no es bueno, deseo matar a alguien ahora mismo. O matarme a mí, lo que suceda primero.
Pero todo se va cuando lo veo, a él.

Lo veo en el metro, sentado no tan lejos, así puedo apreciarlo mejor. Él también me ve, lo eh notado.

Lleva un cuaderno, creo que de dibujo porque siempre tiene un lápiz en su mano. Sonríe mientras dibuja y es precioso.

Mis cargas, mis problemas y mi mal humor se van lejos cuando veo su sonrisa.

¿Será un ángel? Estoy casi seguro.

Terminé mi turno y rápidamente me quité el uniforme del restaurante. Tomé mi mochila y salí del lugar. Llegué a la estación y entré al metro. Aún no había llegado.

Me puse a ver mi teléfono, jugaba y alimentaba a Pou, es tan tierno. Como si hubiesen llamado mi nombre, levanté mi vista justo cuando él entraba.

Lucía mal, apagado. No era propio de él. Llevaba un cubreboca. No levantaba la vista del suelo, se veía triste, ¿estará bien? ¿debería acercarme? No, no debo.

No sacó su cuaderno ni su lápiz, viajó en total silencio y quietud y eso me alarmó.

Él me preocupa.

-When I First Saw You- •HIATUS•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora