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Confieso que una vez, desee realmente ser homosexual.
Me daba asco que me miren personas del sexo opuesto. No podía evitarlo, y menos que me toquen, me daba náuseas.

Llegué a pensar que estaba desarrollando una fobia o algo.

Hoy en día no es tan así, pero me sigue costando horrores permitir que siquiera toquen mi hombro.

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