A song

426 34 10
                                    

El viento azotando las ventanas de forma violenta la despertó de golpe, haciéndola sentir un ligero mareo. Se llevó la mano a la cabeza, se frotó los ojos y miró frustrada lo que tenía delante de ella...la mayoría del tiempo, Tifa estaba detrás de la barra del bar sirviendo cafés, lavando platos, tomando notas de los pedidos y de vez en cuando, pidiéndole a los niños una ayuda extra ¿Quién diría que últimamente, esto la dejaba tan agotada que se había quedado dormida encima una de las mesas del bar haciendo cuentas?

Miró de nuevo el montón de papeles amontonados y arrugados y suspiró agotada:

-(Creo que he perdido la cuenta...)-pensó impotente

En el reloj marcaban las once y media de la mañana y ella estaba deseando que llegara de una vez la hora de comer. El bar permanecía cerrado esta vez por la mañana por asuntos personales, algo que en muy pocas ocasiones había ocurrido, extrañando a los clientes habituales ya que únicamente había ocurrido esto cuando Bahamut atacó Midgar y ahora todo estaba extremadamente tranquilo por la zona.

Se levantó con pesar, harta de tantos números y decidió tomarse una taza de chocolate caliente para descansar. Era invierno, su piel lo notaba erizándose de frío, así que se puso un jersey gris pálido mientras disfrutaba del chocolate y observaba aburrida el reloj donde en el pasaban los segundos tan lentamente que parecía que estuvieran paralizados en el tiempo.

Todos sus amigos estaban fuera, habían salido a divertirse y a relajarse en la nieve. Pero Tifa no, se había quedado muerta de asco encerrada en los cuatro muros de su bar, trabajando horas extra ¡Como si dirigir el bar no le diese ya trabajo!

Entonces puso la televisión, una pequeña y vieja que tenía en la barra. En su pantalla solo se podían ver rayas y la apagó de golpe.

-Estúpida señal- murmuró enfadada- Seguro que no echaban nada bueno de todas formas...

Miró la radio y decidió encenderla. Estaba tan usada esa radio que la música que salía de ella sonaba desgastada. O sería otra vez la señal, que en invierno siempre daba problemas. Con pereza, alzó el brazo y movió la antena hasta que por fin pudo oír algo más que chirridos del altavoz. Entonces, una vieja canción de blues empezó a sonar por todo el lugar, haciendo que se pusiera melancólica y pensara en viejos tiempos.

Su lugar, su Nibelheim ardía en llamas. Era un infierno desesperante creado por el mismo diablo en persona, Sephiroth. Su hogar desvaneciéndose, su padre moribundo, sus vecinos aullando de dolor y la risa resonante de aquel hombre al que tanto admiraban parecía una tortura. Y en medio de aquella tortura, estaba Cloud, que para ella era como un rayo de esperanza al que aferrarse para salir de ahí. Su Cloud, que la había salvado de morir de pena...

-Cloud...-susurró sin darse cuenta, quedándose adormilada encima de la barra

De pronto, oyó la puerta abriéndose lentamente, haciendo a la mujer temblar de frío. Miró con pereza a la entrada, esperándose que fuera Barret quien entrara con Denzel y Marlene, cubiertos de nieve. Se levantó a recibirles, con una fingida sonrisa:

-Buenas Barret, niños ¿Qué tal os fu...?

Sus palabras fueron cortadas secamente ya que lo le esperaba. Unos cabellos rubios cubiertos de nieve asomaron por la puerta. Unas botas desgastadas rechinaban a cada paso que daba. Unos ojos azules y profundos de Mako miraron a Lockheart con pesar y una pequeña sonrisa asomó de sus labios. Por fin su voz se dejó oír:

-Buenos días Tifa...-dijo mientras se aflojaba la gruesa bufanda que colgaba de su cuello

-Buenos días Cloud –contestó aquella chica, conteniendo la emoción- ¿Qué tal el día? ¿Fuiste a jugar con el resto?-su voz se fue relajando poco a poco

A songDonde viven las historias. Descúbrelo ahora