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El diablo cerró con seguro las puertas, metió las llaves, puso en marcha el coche y aceleró a toda velocidad.
Como si escabullirse de la Policía fuera su finalidad.

"¿Hanna sabe de 'ese'?" cuestionó la figura esbelta de quien conducía el coche, sin quitar su vista de la carretera.

"No." pronunció con dificultad JongDae, aterrorizado por lo que podía llegar a pasar cuando llegaran a su destino.

"No dejarás que ella se entere." sus palabras no sonaron como si estuviese cuestionando algo, sus palabras sonaron como una orden en todo su esplendor. Pero aún así el padre de JongDae lo miró como si esperara que alguna respuesta saliese de la boca de su hijo.

En cambio JongDae solo asintió, hechó un vistazo hacia la ventana del coche.
Pudo ver como MinSeok estaba por tomar un taxi, seguramente con destino a su hogar.

"Ayúdame, Kim Min Seok..." dijo en un susurro, apoyando su cabeza contra el vidrio congelado y cerrando lentamente sus ojos.

JongDae se imaginó qué hubiera pasado si concretaba ese hermoso beso que pudo haber sido y debería haber sido.

La sonrisa de Min Seok al abrir sus ojos, las manos de éste seguían tocando su cuello aún luego de haber perdido el aire, consecuencia del beso cálido que sus labios le otorgaron.
Min Seok susurraría un "Te quiero, JongDae" que le daría vida a los ojos cristalizados del menor.

"¡Respondeme, retrasado!" gritó con furia, golpeando con toda la fuerza que tenía el volante del coche.

JongDae sacudió su cabeza, borrando aquellos pensamientos incrédulos de un beso perfecto con la persona indicada.

"S...si" él pequeño en el cual se había convertido Chen sonaba asustado ante las agresiones de su padre.
Tanto así que el niño se acomodó contra la ventana, separándose de su éste lo más lejos posible.

"¿Porqué te alejas?" paró ante un semáforo en rojo "¿Tienes miedo?"

JongDae trató de destrabar la puerta del coche, pero no pudo.

"¿Acaso no sabes hablar, imbécil?" su padre comenzó a acercarse a él.

"Voy a hacer que tu boca sirva para algo." empezó a bajarse el cierre de su pantalón, bajando los tres primeros puntos de éste.

"No." repitió varias veces su hijo. "Papá, el semáforo está en verde." mencionó con varias lagrimas en los ojos y con una voz quebrada.

Su padre tardó en reaccionar, observaba como a su hijo le caían lagrimas de los ojos.

"Papá... rápido, avanza." volvió a hablar el joven.

El mayor le hizo caso, aún con el cierre del pantalón abajo y su rostro al rojo vivo, con ansias de llegar a su hogar y castigar a JongDae.

Puso en marcha nuevamente el automóvil, centrándose en la carretera.

"¿Dónde lo conociste?" preguntó su padre por Min Seok.
Había sonado más calmado, como si la ira del momento desapareciese poco a poco.

JongDae tardó en responder.
No quería decir en dónde realmente lo había conocido y lo había visto por primera vez por miedo a que su padre le prohibiera el viajar en tren.

"Aquí. En el parque."

"No vas a volver a caminar por aquí en tu vida, Kim."

Buena jugada. Pensó el joven.

JongDae solo asintió. Seguía sintiéndose vacío, asustado y con ganas de escaparse lejos de todo.
Lejos de su familia, lejos de su madre, su padre, sus amigos.

Muy lejos a un lugar sin retorno. Quería escaparse a un lugar donde nadie lo encuentre jamás.
<<Y que le lleven rosas como recuerdo, donde todos lloren rodeados a un baúl de madera.>>

El joven comenzó a recordar.
Cuál había sido la primera vez que su padre le levantó la voz.

Todos los días en los que su padre le había prohibido juntarse con sus amigos, lo había maltratado, humillado, lo había dejado en ridículo en frente de todos sus familiares.

"A Hanna no le vas a decir ni una sola palabra sobre esto, JongDae."

Habían llegado a su destino.
El primero en bajar fue él Sr. Kim, en un movimiento apurado le quitó el seguro a las puertas del coche y abrió la que estaba junto a él.
Se bajó y de un golpazo que resonó en la cabeza de JongDae cerró ésta misma.

El joven se quedó tieso, sin moverse de su lugar.

Su padre dio una vuelta al rededor del coche para poder llegar hasta donde se encontraba JongDae. Y Abrió la puerta que lo mantenía cautivo a su hijo.

"Bájate, vamos a charlar." mencionó cuando las miradas de padre a hijo chocaron.

Las palabras de su padre a JongDae no lo convencían para nada.

Sin saber que hacer se bajó del coche. Con delicadeza sacó un pie y luego el otro.
Tomándose todo el tiempo del mundo.
Como si quisiera provocar a su padre aún más.

Cuando por fín salió del coche su primera reacción fue correr y correr. Se dio cuenta que estaba afuera de su hogar. Cuando divisó la entrada de su casa se adentró en ella. Abriendo la puerta, ésta no tenía el seguro puesto.

No tuvo tiempo para llamar a su madre ni a su hermano,
nisiquiera a su único perro. Ya que su padre iba tras de él.

Pensó por unos 2 segundos a dónde podía seguir escapando.
Su habitación tenía llave. Esa fue la repuesta.
Sin analizar más subió las escaleras hacia el segundo piso de su casa. Cuando llegó a su cuarto dió un golpe que resonó otra vez en su cabeza, pero con bastante diferencia a la anterior.
Cerrando su puerta metió la llave como pudo en la cerradura y cuando por fín estuvo asegurada se tiró al suelo, abrazando sus piernas. Como un niño pequeño.

"Abre la puerta." se oyó desde el otro lado de la madera, con un tono desafiante.

Las lágrimas aún caían.
Se preguntaba el porqué de ellas. ¿Porqué estaba llorando? ¿Porqué sentía un dolor intenso en su cabeza que no lo dejaba contestar éstas simples preguntas?

MinSeok, salvame. MinSeok ven. Eran sus únicos pensamientos en ese preciso momento.

Depronto sintió como su vista se nublaba al momento de que una sombra abriera la puerta de su habitación.
No tuvo tiempo de preguntarse más nada, ni el porqué de sus lagrimas ni cómo logró forzar la cerradura.
JongDae solo cerró sus ojos y no volvió a abrirlos hasta la mañana siguiente.

...

"JongDae-ah, porfavor, despierta."





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TREN [ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora