Ella

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Soltaron los caballos y los perros
Iban tras de ella a paso ligero
Mientras escapaba con el viento
Rogando no ser atrapada
Invocando a sus dioses que la salvaran

Iban tras de ella sin piedad ni compasión
Una soga, una oz, un cuchillo y una flor
Eso tenían para ella,
A eso le llamaban perdón

Sus pies sangrantes por las piedras
Sus brazos y piernas con espinas
Su cabello enmarañado por el tiempo
¡A ella la llamaban asesina!...

La noche era tensa,
la bruma era alta
El frío congelaba el alma
Solo el fuego de su corazón
la mantenía con vida
Mientras la respiración
En su garganta se cortaba
Decían que estaba poseída
Ella no sabia nada...

Su vestido color de noche
Color del viento
rasgado por las ramas
Manchado con la sangre
Que de sus heridas manaba
Hecho piltrafas en la piel de una dama

Estaba decidida,
jamas se daría por vencida
No dejaría su cuerpo
a esas bestias embravecidas
Que cobardemente se ensañarian
Profanando su templo
Provocando su agonía
Prefería la muerte a la deshonra
Eso si lo sabía

Llegando a la punta del risco mas alto
De pie sin temor
Los vio, y vio terror
La cobardía en medio de sus piernas
Rogando de una vez que se rindiera
Y que no maldijera a sus familias

Ella solamente sonreía
¡Seria libre! ¡Seria eterna!
En sus memorias quedaría
Esa macabra sonrisa
La sonrisa de ella...

Amatista

Poesia góticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora