Desconocida

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Entre tanta oscuridad sólo podía reconocer un sonido continuo y parpadeante, además de ser muy desesperante...distorsionado, con eco... desesperante, obscuro, sombrío... ¡desesperante! Lejano, hostigoso... ¡Desesperante!

Después de un ahogado suspiro observé un techo blanco una vez abriendo mis ojos. Miraba un poco borroso la palma de una mano... dos palmas ¡Espera! Una de ellas tiene una... ¿Venda? Creo que es la derecha ¿Cuál era la derecha? Oh... la otra también tiene una venda, pero en la muñeca. Descubrí mi muñeca mientras me enderezaba para posteriormente darme cuenta que el brazo completo está vendado.

Observe el cristal frente a mí y encontré a una mujer joven pelirroja con el cabello largo y alborotado, rostro fino pero con ojeras que la hacían notar demacrada o muy cansada, llena de vendas; una en la cabeza, otra en el pecho y en los brazos... sentada en una cama que tapaba con sus sabanas el regazo de ésta. Me observaba... ¿Me observaba? Ah... soy yo...

Un movimiento al lado de mi cama me distrajo, una sábana más se encontraba debajo de mí cama. Parecía una persona durmiendo... o eso creo yo... Un sonido ¡El mismo sonido! Bip, bip ¡Bip!

-¡Cállate!- Grité por la desesperación. El ser durmiente al lado mío salió disparado en un salto apagando el aparato que emitía el ruido.

Una chica rubia volteó lentamente, observándome con esos ojos soñolientos que no alcanzo a reconocer.

-Buenos días- Fue lo que dijo.

.

-Los días nublados nunca fueron mis favoritos-

-Pues acostúmbrate, que serán los únicos que verás estos últimos días-

Se escuchaba una conversación amena desde la cafetería de la Universidad por la mañana. Tazas de café, granos del mismo acompañado de un espeso olor cálido a cafeína. Muebles limpios gracias al trabajo de las dos empleadas, y un espacioso local con ventanas amplias, ese fue el lugar que decidió visitar "Como todos los días" ImNayeon, una chica estudiante de aquella Universidad, con deseos de grandeza, con buenas notas uno diría que no debe preocuparse, pero para ella todo esto es una prioridad sin juegos; Larga cabellera negra que llega por debajo de sus hombros, piel blanca, suave y para su suerte sin imperfecciones, lindos ojos obscuros y rasgados, nariz pequeña y unos hermosos labios rosas acompañados de una hermosa sonrisa con blanca dentadura parecida a la de un lindo conejito.

-¡Buenos días~!- Saludo animadamente y una de las meseras se acercó a la barra donde la chica se encontraba; esta se sentó quitándose el abrigo y poniéndolo sobre sus piernas.

-Buenos días Nayeon ¿Por qué tan temprano aquí? ¿No tenías clase a esta hora?- Pregunto la empleada acercándose a la chica.

-Bueno, aún no encuentro mi libro y si entro posiblemente me regañen-

-No puedes faltar todo el tiempo-

-En cuanto encuentre mi libro asistiré lo más rápido posible-

-Así me gusta ¿Qué te ofrezco Nayeon?-

-Un capuchino por favor- La mesera asintió y camino fuera del área.

Nayeon siempre ha amado la lectura; libros de fantasía, novelas, sobre todo aquellos en los que se analiza bastante acerca de la vida filosóficamente. "ThreeBeats" es una de esas novelas que podría leer una y otra vez sin aburrirse ni hartarse. Saco el libro de su mochila, lo puso sobre la barra entre sus manos y comenzó a leer, esperando así su orden.

Su mente se distrajo en el ambiente que se encontraba; El cielo tan nublado, el viento incesante y la brisa de la nieve eran un momento perfecto para perderse en la lectura, la verdad es que si ella quisiera podría entrar a su clase aún sin su libro, pero un clima como este no tenía que desperdiciarse entre cuatro paredes y un profesor.

TroubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora