Capitulo III

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Histeria

Una semana antes de emprender su viaje a Londres madame Camila despertó a la mitad de una perturbadora pesadilla, donde tuvo visiones entrecortadas de como era hostilmente maltratada por un sujeto sin rostro, como si esa persona sin identidad quisiera arrebatar su alma sin compasión alguna. No era la primera vez que esto le sucedía, anteriormente  tuvo algunas experiencias similares, en una ocasión experimentó morder una manzana mientras descendía por un abismo a otras dimensiones, a otros desconocidos brazos de un sujeto desconocido con rulos y piel bronceada pero con su semblante oculto entre la oscuridad. Mayormente solían ser  sueños sin sentidos pero que sin duda despertaba su intriga. 

Luego de estar por varios minutos observando fugazmente el hondo espejo en el techo de su habitación, donde suele admirar con vanidad su  silueta entre las blancas  sabanas  de seda, tomó un poco de alivio y decidió por tomar una ducha caliente. 

Aquella noche mientras se bañaba sintió un inusual deseo, se acarició inmersa en si misma, se besó y se entregó desenfrenada a un frenesí descontrolado, hasta que logró masturbarse. No supo si aquello era total satisfacción pero le gustaba lo que sentía, imaginaba a aquel misterioso sujeto desnudo sobre ella mientras la fornicaba como bestia.  

 Los pensamientos de Camila eran distorsionados. Estimularse acabó siendo una droga para ella, era una adicta del gozo a plenitud, un ansia feroz y constante. Nada en el mundo le había hecho sentir esa sensación de frenesí hacia tanto tiempo, de tocar el infierno y el paraíso al mismo tiempo solo con usar la imaginación, lo prohibido le gustaba sin duda.

   En los siguientes días lo hacia a diario, frecuentemente dos y hasta tres veces, en su cama o su jacuzzi. Se sentía poseída cuando lo hacia , como si escapara de la realidad y olvidara rotundamente lo exterior. Sola lo hacía en los lugares menos habituales, el cine, el auto, el baño, en el cine, bajo las estrellas, en cualquier lugar donde quisiera satisfacer sus ansias sexuales. No tenía escrúpulos o impedimentos al momento de querer tocar el cielo, solo era ella en plena libertad sexual. 

 A pesar de todo ese regocijo de satisfacción, esa sensación de volar dentro de si misma no era suficiente para llenar el vació que ocupaba en su alma. Sentía que algo faltaba en su interior para ser libre y feliz. Necesitaba encortar ese motivo de luz que lograra liberarla de esas cadenas que masturbarse no conseguía desatar realmente. Por eso decidió dejar todo atrás, su pasado, su hermana, París, las artes y esos lugares en los que a solas solía meditar. Era ahora o nunca escapar de su entorno para convertirse en la peculiar mujer independiente francesa, y comenzar un nuevo viaje a lo desconocido, ese lugar que lograra guiarla a su felicidad y paz interior.

Se había vuelto ambiciosa, no por el dinero, sino por la sed sexual, la sed de conocimientos, las ganas de saciar ese hambre que llevaba dentro. Solo creía en ella, no tenia confianza en nadie más, pues la paranoia la hacia pensar que habitaba en un mundo gobernado por la hipocresía. Un mundo donde la traición, la alevosía y la muerte asechaban en cada momento contra su joven vida.   

La noche antes de viajar el insomnio se hizo presente de nuevo. La idea de viajar la agobiaba, se preguntaba así misma ¿ A donde ir?, siempre había soñado en conocer la tétrica ciudad de Tokio, los mares griegos , tomar de una autentica cerveza en los bares de Alemania, conocer la metrópolis de New York y otras ciudades que despertaban su curiosidad. Especulaba sobre en que sociedad lograría sentirse más cómoda, libre y viva espiritualmente. Le resultó difícil escoger, pero logró decidir por la ciudad que más despertó su interés pese a su cultura, su elegancia, su música, su arte y la libertad social de sus ciudadanos. Y esa ciudad era Londres. 

EL DIARIO DE CAMILA LAVOEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora