. . . Podía irme a la mierda con quien fuera antes de seguir viendo como hechaba a perder mi vida entre un retazo de tiempo que me había atrapado por completo. Me sumergía en la misma secuencia mil veces tratando de hallar cada movimiento inaceptable y erróneo para no tropezar de nuevo la próxima vez. Pero, ¡al diablo con las ganas!, no existe una próxima oportunidad después de despertar del letargo infernal en la inconsciencia de mi misma y mis poderes mágicos. Necesitaba salir a caminar persiguiendo el horizonte en busca de lugares y personas que llenaran de esperanza la vida gris y miserable que llevaba detrás de un amor inestable y tóxico. ¿Por qué me empeñaba en mantener intacta y sólida una pila de naipes que ya había caído mil veces antes? Ya condené en el infierno el día que me convertí en ésta mujer tan llena de orgullo y estupidez; el día que mi necedad me cegó por completo ante el rumbo dictaminado. ¿Por qué me desgasté tanto intentando demostrar a alguien lo que soy realmente? No tenía que intentarlo tantas veces si no se había dado cuenta a la primera... ¿Y qué si cometo errores? ¡Al carajo con los viejos remordimientos!, no necesitaba más prejuicios en mi contra, con los del sistema que me rodeaba me eran más que suficiente, ¿culpa?, ¡en lo absoluto! No podía enseñarle quien era, porque jamás fui la misma dos días seguidos... Pero podía enseñarle lo que era, que deseaba, que soñaba, que amaba, que pensaba, que escribía, que leía, que veía en los ojos de las almas tristes y quebradas... Pero, que más da, ¡estoy harta!, harta de seguir a mis deseos, harta de besarle los pies a mi negación, harta de lamer el sinsabor de una llamada jamás recibida, harta de querer encontrarle un color al aire, harta de intentar lo que ya estaba completamente desgastado. Estaba harta de mi; tanto, que en ocasiones le apostaba al pensamiento de acabar de una buena vez con mi incolora e insignificante existencia... Y ¡he ahí una magnífica epifanía!, las dos partes de mi esencia han logrado llegar a un acuerdo; la tregua que digo yo, todo el mundo debería hacer, una nueva reconciliación en donde comienzo una relación con un alma entera. No existía un alma gemela, porque mi alma era entera y suficiente para ser feliz.
