02| Culpables

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El pidió una bici para su cumpleaños número quince. Sin embargo, le regalaron una motocicleta. Fue idea de mi madre.

Recuerdo que él se había emocionado al verla, parecía muy feliz. Verlo feliz me hizo feliz, aunque no veía bien que tuviese una motocicleta tan joven.

Mi yo de catorce años se había acercado a él a felicitarlo (me arrepiento). Él había sonreído y me abrazó. Prometió que me llevaría a donde yo quisiese desde ese entonces. Le agradecí y me alejé, no quería que me llevara a ningún lado en especial. Estaba bien allí. No me faltaba nada.

No sé si deba culpar a mi madre, por la motocicleta. O la motocicleta, por existir. O a él, por haber sido tan descuidado... tan descuidado. O tal vez a mí, por no haberle dicho nada desde un principio. Nunca fue una buena idea, no.

Todo eso sucedió hace tan solo un año.

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Cuando despierto en el hospital vuelvo a cerrar los ojos, me concentro en volver a dormirme. Lamentablemente mi madre estaba allí. La vi y me vi a mí. Era muy parecida a ella, y también a mi hermano. Los tres nos parecíamos, con nuestros cabellos negros, grandes sonrisas blancas, y ojos verdes. No recuerdo como era mi padre, pero sin dudas no era parecida a él. Aunque Ariel si que se parecía a él, siempre lo decía orgulloso.

- Mamá, ¿Cómo era mi padre? - es lo primero que le pregunto al verla.

- Violet, querida... despertaste. - me dice con su gran sonrisa blanca en la cara.

- Mamá, hice una pregunta. - le recuerdo.

- Debemos irnos, el médico dijo que ni bien despertases estaría bien llevarte.

No contestó mi pregunta y se fue a buscar al médico. Hizo un último chequeo y confirmó que todo estaba bien. Por un momento pensé que preguntaría por mi hermano. Pero supongo que él no lo sabe. O tal vez no lo quiso creer... Tal vez pensó "Pobre chica, no puede ser que se le haya muerto el hermano. No, debe ser una broma". O tal vez eso es lo que me gusta pensar a mí: que todo esto es una broma.

Al caminar por el pasillo blanco del hospital recuerdo la vez que Ariel fue llevado allí por un desmayo. Él tenía anemia, o eso fue lo que nos confirmó el doctor en ese entonces. Es tan extraño que aquello sucedió hace tan solo seis meses...

Cuando salimos al aire libre el sol golpea mi cara y cierro los ojos por unos segundos. Mi madre nota esto y me agarra con fuerza. Tal vez cree que soy tan tonta para caerme, o que quiero caerme por gusto, para poder desmayarme de nuevo y volver a dormir por un rato. Me llama la atención y me arrastra hacia un auto. Me informa que dentro de unos pocos días empezará el año lectivo, y que empezaré en una escuela nueva.

- Me he dado cuenta que no has hecho amigos en donde estabas... Tal vez un cambio de ambiente... - me explica como si yo no supiese ya todo aquello. - Pensaba tal vez... No lo sé, tal vez podrías empezar en donde iba tu hermano. A él le iba muy bien allí... Tenía grandes califica...

- Mamá, cállate, por favor.

Odiaba verla hablar así de mi hermano. Como si fuese su trofeo personal. Ella no se queja, cierra su boca rápidamente y mira por la ventana. Veo por el reflejo que una lágrima cae. La odio tanto. La odio tanto por ser tan hipócrita.

"Lamento que hayas perdido a tu trofeo... Pero yo perdí a un amigo, perdí a un hermano." quise decirle, pero me contuve y miré también por la ventana. Estábamos a punto de llegar.

Cuando nos bajamos mi madre insistió en ayudarme, bastó una mirada de rechazo para que se aleje por sí sola. Caminé hacia la puerta y la abrí. Pocos días atrás me encontraba sentada en la mesa de la cocina, comiendo el desayuno sola. Mi hermano no  estaba y yo lo llamaba al celular para saber que le había sucedido. A las horas mi madre llegó con los ojos rojos, acompañada de unos policías. Recuerdo cómo me lo dijo todo con tan solo su mirada. Una extraña sensación se había apoderado de mi cuerpo y quise golpearla, quise darle una cachetada en su cara. Me acerque con enojo y los policías me contuvieron, me hicieron sentarme y explicaron la situación.

"Accidente de motocicleta", habían dicho. Pero yo no les creí.

Ahora me encuentro de nuevo aquí, en mi casa. Camino lentamente por el living y sin darme cuenta termino en el cuarto de Ariel. Al entrar él ya no está ahí. Y no me refiero a su él físico, aquel que se puede tocar. Me refiero a que no está allí su esencia, no estan sus cosas.

Mi madre llega por atras y me cuenta que todas las cosas de Ariel fueron puestas en cajas.

"Es mejor así", había dicho.

No sabía si darle las gracias o odiarla por la decisión que había tomado. Caminé hacia mi cuarto y me acosté. Quería dormirme, pero no pude, por lo que me quedé recostada así por un buen rato.

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2019 ⏰

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