Capítulo 1 (parte 1)

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No, no puede ser....-pensaba para mí misma- ya me he vuelto a quedar dormida...Esto era mi día a día, a pesar de que mi madre siempre me lo decía, yo siempre se lo negaba cuando era más que evidente, por lo que rápidamente me levanté de la cama, me puse unos jeans y una camiseta de tirantes negra, acompañados por mi chaqueta y botas de cuero, me recogí el pelo como pude y salí de mi habitación. 

Me dirigí a la cocina para prepararme el desayuno.La casa estaba totalmente vacía, algo normal viendo que eran más de las once , saqué mi café del microondas y me digné a repasar mis apuntes de periodismo cinematográfico, sí, estaba estudiando periodismo y ya estaba en mi último curso. Este era uno de mis últimos exámenes y ya llegaba tarde -como siempre-. Terminé mi café y antes de salir de mi casa miré mi teléfono: 5 llamadas perdidas de Emily, mi mejor amiga, seguramente preocupada porque veía que no llegaba...

Emily me conoce mejor que nadie, somos amigas desde los 6 años, y a esa edad ella ya sabía, al igual que yo, que quería ser periodista. A ambas nos fascina la moda, la playa, las tardes de cine o simplemente las noches de pijamas en mi casa, con palomitas dulces y coca cola, viendo películas y contándonos nuestras cosas. 

Llegué a la universidad a las doce y veintiocho, dos minutos antes de que empezará el examen , en la puerta estaba Emily hablando con una compañera de clase. 

-Las tradiciones nunca cambian...-dijo Emily sonriendo- ¿sabes que por llegar antes no te expulsan, no?

-Perdona, he llegado dos minutos antes, soy una chica puntual, a mí me dicen a las doce y media y vengo a las doce y media, no como algunas...que vienen dos horas antes.

Emily simplemente negó con la cabeza y sonrió. 

El timbre sonó y empezamos todos a entrar. El profesor empezó a repartir los exámenes y, gracias a Dios, entraron todas las preguntas que me sabía. Acabé el examen sobre las dos y salí del aula, me encontré en el pasillo con Emily , que estaba sentada en uno de los bancos.

-¿Qué?, ¿bien? - le pregunte entusiasmada- .

-Perfecto- contestó orgullosa- ¿y a tí?

La verdad es que eso era típico de Emily. Ella nunca bajaba del sobresaliente "bajo", y digo "bajo" entre comillas porque solían ser nueves con cinco, o con siete. Siempre era la que me explicaba las cosas que no entendía, no solo en la universidad, en el colegio también.

-Soy la mujer con más suerte del mundo, justo las preguntas que me estudié son las que han caido.

Always in my heartWhere stories live. Discover now