Desde que nacemos nos enseñan a hacer todo con un propósito, lo que está bien, lo que está mal, lo que se debe y lo que no. Nadie nos enseña a hacer lo que nos guste sin antes tener que ser un estratega.
Te dicen que camines hacia arriba mientras te advierten que nunca vuelvas hacia abajo como si eso fuera posible, y olvidándose de que es lo que más desean.
Así son todos los días, damos esperando recibir, hacemos intentando adivinar qué va a pasar; pero va a llegar el momento en que algo nos moverá por puro impulso, algo nos hará sentir y no pensar, algo no nos moverá ni para arriba, ni para abajo, si no para los costados.
El primer costado es el lugar en el que vemos lo lindo que es salir de nuestra zona de confort, lo lindo que es sentir y no pensar, disfrutar y no planear, vivir y no predecir. Es el lugar en donde entendemos que el corazón puede más que la cabeza.
Una vez que llegaste a este costado depende de vos caminar para arriba o cruzar al otro lado...
Vos vas a decidir cómo manejar tu felicidad: si moverte por puro instinto y sentirte libre, o seguir planeando y mentirle a tu alma.
Son pocos los que llegan al otro lado y nadie llega porque sí.
Hay un único problema, cuanto más tardes en abrir los ojos, más carga de conciencia tendrás.
De ésta no nos libramos, no vamos a pensar si no a recordar, y esto puede ser muy doloroso o muy nostálgico.
¿Vos te animas a cruzar o te vas a seguir mintiendo?