Olor a hojas y barro.

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-Tengo frío.

-No hace tanto frío.

- Me voy a caer.

- Afírmate fuerte entonces.

- Pero Jongin tengo mocos, y hambre, y quiero hacer pipí.

- ¡Qué llorón eres Kyungsoo! Estate calladito un rato ¿Quieres?

- ¡Yo me voy! Tengo hambre, estoy que me hago y tú eres malo conmigo.

Kyungsoo comenzó a bajar de aquél árbol al que Jongin le encantaba subirse, un pino todo doblado en el que cada niño que lo encontraba se proclamaba a sí mismo como rey del arbol por la facilidad que suponía el escalarlo. "Facilidad" que Kyungsoo no poseía, sus hermanos antes que él también habían sido los reyes del árbol, cuando aún eran pequeños, la diferencia con los otros niños que hayaban ese lugar olvidado por la modernidad era que la familia Do volvía cada año sin falta a vacacionar siempre al mismo lugar, por lo que con los años, ellos pueden proclamarse con derechos como reyes del árbol, sobre todo por las maderas crueles clavadas en las ramas para facilitar aún más la escalada.

Con el tiempo los niños crecieron, y la herencia pasó a Kyungsoo, aunque este no lo llevaba muy bien, le iba mucho mejor a Jongin el tema de escalar y soportar el frío y el viento ya que el era locatario y cuando Kyungsoo se iba, y todos los turistas se iban, él seguía allí. Volviendo a frecuentar los lugares que cuando todo el mundo se iba, se volvían aún más fríos con el invierno, y mucho más solitarios.

Así que ahí estaban.

Kyungsoo había llegado el día o la noche anterior, como costumbre al bajar del automovil de su madre, desesperado mareado y punto de vómito se daba cuenta que ya, que el viaje había llegado a su fin, veía a sus abuelos en la entrada de la enorme casa y miraba a su madre al tiempo que ella decía.

- Ve a saludar a los abuelos.

No había necesidad de más palabras y Kyungsoo corría olvidándose de su mareo para abrazar a sus abuelos, recibir palmoteadas en el trasero mientras el daba todo el amor que les tenía.

Le encantaba ir allí.

No mas colegio, no más profesores, no más calor de la ciudad, y venía ese olor a pino que ellos, la casa y todo el lugar tenía, tan distinto, tan familiar, tan nostalgico, y el olor a leche y leña.

Se apresuraba a entrar y esconderse del frío aire, no sin antes intentar una vez más atajar uno de los tantos gatos que sus abuelos tenían sin que ninguno se dejara atrapar.

-Salvajes.

Al día siguiente, se levantó antes con la voz de su madre que le daba la noticia.

- Jongin te a venido a buscar. -Esa frase bastó para que Kyungsoo se levantara de golpe y se enredara en las sábanas intentando salir de las garras de la cama que se negaba a soltarlo- ¿Dónde cree que va caballero?

- A jugar con Jongin...

- En pijamas usted no me sale a ninguna parte. Vaya a bañarse.

Kyungsoo la miró con escándalo ¿A bañarse? ¿Con Jongin afuera esperándolo? ¡Locura! Tenía que salir ya, a jugar con él.

Haciendo pataleta fué arrastrado por su madre hasta el baño mientres alegaba clemencia.

- ¡NOOOO! pero mamá... Jongin... ¡Jongin me está esperando!

- Que te siga esperando entonces.

- Nooo, se va a ir, y voy a tener que jugar solo.

- Métete a bañar y yo lo hago esperar dentro para que no se vaya.

El mejor verano de todos- KaisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora