prólogo.

3 1 0
                                    

Lo volví a mirar, ah, era perfecto.

Miraba y remiraba. Quería aprenderme cada una de sus perfectas facciones.

Sonreí para mi misma. Su pelo, sus ojos, sus mejillas algo sonrosadas, sus pestañas, su boca... Todo en él era perfecto.

Él era tan perfecto.

Aunque, era una pena que no supiese que existo. Al recordar eso, todo en mi se derrumbó.

Una pequeña lágrima salió de mi pequeño ojo y corrió por mi mejilla.

Soy tan estúpida.

he.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora