VIII

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-¿Qué?¿Cómo...? mejor ni me lo digas-¿Cómo se le había olvidado que su madre venia a visitarnos? Quise preguntar, pero seria estúp*do ya que yo misma había perdido la noción del tiempo con sus caricias.

El se separó de mi y yo me coloque sobre la mesa, de nuevo se acerco a mi y me robo un beso.

-Vístete rápido-Dijo dejando en mis pies mis prendas-Te amo, no lo olvides-

-Yo también-Dije cuando el caminaba hacia la puerta de espaldas, de pronto al oírme se detuvo y me miró, yo solo sonreí.

-Voy a entretener a tu querida suegra-

-Que amor por tu madre-

-Ya vez, no tanto como a ti-Dijo guiñándome un ojo para luego alejarse.

Me puse el sujetador y luego comencé a abrocharme la blusa, me giré para estar mas segura de que si alguien entrara nada me viera, y fue cuando pude ver como había quedado la penosa cocina. Cuando termine con la camisa comencé a recoger lo que pude y colocarlo sobre la mesa, podría decir que intentaba hacer una receta imposible, si Patricia entraba a la cocina, pensé mientras miraba que incluso harina estaba esparcida por el suelo, pero cuando descubrí que el cristal estallado era nada más y nada menos que el bote de mermelada, me mordí el labio por el fuego que recorría mi cuerpo y mirando que nadie viniese metí un dedo en la mermelada y me lo lleve a la boca. Estaba sabrosa, si comía no podía parar. Entonces volví a meter el dedo en lo que quedaba del tarro, pero antes de que me lo llevase a la boca, el apareció como un ángel, como un sueño y saboreo mi dedo con descaro.

-Mi madre tiene sed y no podía dejarla venir-

-¿Por eso me lames el dedo?-Pregunte sacudiéndome la harina de las manos mientras el me daba la espalda y buscaba agua en la nevera.

-Valla mujer que tengo, la egoísta que no comparte con su marido ni un poco de mermelada-

-¿Perdona?-Dije cruzándome de brazos el se dio la vuelta con el vaso y ya la jarra en la mano, se acercó a mi y beso mi frente.

-Te quiero-

-Si claro-Dije sin mirarle.

-¿Te enfadaste?-

Negué sin mirarlo.

-Dios, por esto me case contigo, es como ser joven tenga la edad que tenga-

-¿Me estas llamando niña?-Dije como si no lo fuera.

El se acerco besando mis labios a los que no me pude negar.

-La niña de mis ojos, solo mía, siempre ha sido mía y siempre lo serás... mi amor-Dijo con dulzura luego se esfumó de la cocina...

...Era las palabras más hermosas que me habían dicho algún chico...  

Care With What You Wish -Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora